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Que no nos vendan humo

    El Consell sigue adelante con la creación de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) a pesar de que el Gobierno Central ha rechazado la inversión de 38 millones de euros solicitados. Estaría bien que nos contasen cómo lo piensan hacer. De dónde van a sacar ese dinero, ¿lo van a trasladar de otras partidas o simplemente si el Ministerio de Hacienda les vuelve a decir que no, paralizarán el proyecto? Eso sería un fiasco. No se puede decir a la gente que lo van a poner en marcha sin disponer del presupuesto necesario. Es vender humo. Nada raro, por cierto, en el Gobierno del Botànic.

    La realidad es que en 2016, Madrid recibió 126 millones de euros; Barcelona, 98; Canarias, 25 y la Comunidad Valenciana, cero. Así ocurre desde hace años, desde que el gobierno de Francisco Camps eliminó la Agència Valenciana de Mobilitat, craso error. Por tanto, resulta correcto que ahora la Generalitat quiera enmendarlo; pero, ¡ojo!, hay que hacerlo sin tirarse a la piscina.

    Se ha de actuar dando los pasos correctos. Sinceramente, escribir una carta en octubre para que "sin dilación" se incorpore la subvención en los Presupuestos del Estado de 2017, no me parece la manera más acertada. La demanda de una partida que pone en juego la ejecución de un proyecto trascendente requiere reuniones y mucho diálogo, no una misiva a finales de año y en ese tono.

    Ante la rápida negativa de Cristóbal Montoro, el Consell utiliza otro de sus argumentos estrella: el victimismo. Aseguran que el trabajo está hecho y que la respuesta del Gobierno evidencia la falta de voluntad para con los valencianos. Hacen las cosas tarde y mal, y encima se quejan. Sin embargo, la pataleta y las lágrimas no nos darán el dinero necesario para que la AMT pueda ser una herramienta útil de racionalización del transporte de personas.

    Estamos hablando de planificar infraestructuras y servicios del transporte público para, aproximadamente, 1'8 millones de viajeros. Se trata de mejorar la movilidad del área metropolitana de Valencia, que afecta a 60 municipios. Supone un reto para facilitar la vida de los ciudadanos y darles las ventajas de las que ya disponen otras ciudades como Madrid o Barcelona. Una de ellas, por ejemplo, disponer de un carril VAO (Vehículos de Alta Ocupación), para entrar o salir de la capital. Sólo lo pueden utilizar los vehículos que transporten un número mínimo de viajeros. Como estas facilidades, otras más, la principal: un transporte público más económico.

    La mayor coordinación para facilitar los desplazamientos de los vecinos del área metropolitana ha de ser un objetivo en sí mismo. No nos podemos plantear este reto para cobrar una subvención del Estado. La Generalitat ha de poner en marcha el proyecto porque es necesario y porque nos pone a la altura de las grandes ciudades. Si, como sería lógico, Montoro acaba poniendo dinero sobre la mesa como hace con otras autonomías, bienvenido sea. No obstante, no podemos supeditar un plan de este calado, que afecta a tantos ciudadanos, a recibir una ayuda. Y si de ella dependemos, hay que gestionarla antes.

    El colmo es decir que seguimos adelante porque confiamos en que nos concederán la financiación. ¿Y si no es así?, ¿Entonces, qué? Una vez más, no hay respuesta. Vamos que, en este asunto, volvemos a tener bien latentes las líneas maestras de actuación del tripartito: improvisar, vender humo, quejarse de la herencia recibida y del Estado y no sé, no contesto. ¡Deplorable!

     

    María José García

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