El experimento Podemos ha muerto
Varios dirigentes de la formación Podemos reconocen tras los resultados alcanzados el 26-J, que fue su última oportunidad de llegar a la Moncloa, y que ahora afrontan una coyuntura vital: Reinventarse o morir.
Y hay motivos para que se planteen esa disyuntiva. Porque cuando nació Podemos, lo hizo como un partido transversal, aprovechando los movimientos ciudadanos como el 15-M, y cuyo único objetivo era “asaltar los cielos”, ó dicho de otra forma, llegar pronto a la Moncloa.
Ahora, después del “gran batacazo” que les ha traído las segundas elecciones a Podemos con la pérdida de 1,2 millones de votos, no es extraño que algunos dirigentes de la organización ya den por muerto el primitivo proyecto.
Porque la resaca electoral en Podemos es mucho más fuerte de lo que trasciende. En esa tarea siguen los medios favoreciéndoles con sus interpretaciones de la realidad. Que no es otra, que el fracaso padecido hace tan solo unos días, ha dejado noqueada a la dirección de esta organización, y sin tener muy claro aún que camino seguir a partir de ahora.
En fuentes de miembros de la dirección, se reconoce que el partido se halla ante una decisión vital: Reinventarse o morir.
El “Nunca gobernaremos”, ya se empieza a asumir entre miembros de la dirección. Porque consideraban históricas las circunstancias, y cuando ya “tocaban el techo de los cielos”, la verdad es que con el fracaso conseguido, el “Nunca gobernaremos” es la mejor y más acertada convicción que se puede adoptar, aunque esa es la “gran tragedia” de quien no tiene más explicaciones que dar.
Ahora Pablo Iglesias y Cia., lo que realmente les preocupa es convertirse en irrelevantes en la oposición. Y les preocupa, al constatar que el PSOE está preparando una oposición muy fuerte para ser el único referente de la izquierda. Esa es la cuestión querido Watson.
