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La revolución nacional-rupturista

    Ahora cuando se van a cumplir casi los 40 años, que los españoles aprobásemos en referéndum la Constitución de 1978, aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978, y ratificada en Referéndum el 6 de diciembre de ese año. Que entre otras ventajas hizo posible el restablecimiento de la Generalitat catalana y su autogobierno, el más amplio de toda la historia de Cataluña. Los gobernantes Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Carme Forcadell y la CUP entre otras formaciones, han decidido romper Cataluña en dos, y crear una crisis del Estado que pone en entredicho la definición de la España constitucional.

    El domingo 1 de octubre de 20117, ha quedado ya, en la historia de Cataluña y de España, pase lo que pase hoy. Porque sin necesidad de los recuentos del Referéndum, de una ilegalidad manifiesta, los catalanes hoy estarán ante la incógnita, -voten o no voten- de si la que se ha armado, si la fractura social producida, y las manifestaciones independentistas, más allá de banderas y encierros en los colegios y de las confrontaciones con las fuerzas de seguridad del Estado en cumplimiento de las ordenes de los Jueces y fiscales, “Va a servir para algo”.

    Y la pregunta acerca de si la política de confrontación del “Nacional-rupturismo” y el Estado, que va a estar también hoy presente en millones de catalanes, tendrá como respuesta, desde la seriedad y el rigor en los análisis: “Que ha habido una falta de la talla política necesaria a los Gobiernos de España y de la Generalitat que debían haber evitado esta situación de ilegalidades, confrontaciones y fractura social generadas.

    Y por eso, hay opiniones muy diversas y contradictorias, que pretenden atribuir el origen de esta crisis, arrimando el ascua a su sardina. Un error que en mi opinión no ayuda a comprender el origen, el contexto y el desarrollo que ha tenido el “Nacionalismo rupturista”. Que no fueron otros que a partir del Estatuto cuyo articulado fue acordado entre Más y Zapatero, y los recortes que se le hicieron en el Congreso de Diputados antes de su aprobación por las Cortes, con el voto en contra del PP y de ERC.

    El Estatuto resultante, después de que fuera votado en Referéndum por los catalanes en el 2006, con una abstención del 50,7%, hubiera podido quedar así. Sin grandes sentimientos  separatistas, más bien a los catalanes no les importo mucho, por los resultados, su Estatuto. Pero el PP decidió llevara a los tribunales su batalla Anti-catalanista, y el Tribunal Constitucional aunque admitió alguno de los articulados, pero anulo el valor jurídico a la proclamación de Cataluña como Nación. Y ahí empezó el conflicto en medio de la mayor crisis económica sufrida en España durante décadas y décadas.

    Porque el independentismo supo en mi opinión, aprovechar los recortes que desde el Govern se imponían a la sociedad catalana, para acusar al Gobierno de Mariano Rajoy, y al orden constituido de todos los males. El “España nos roba” y otras mentiras económicas e históricas sin base real, les ha servido a los Mas, Puigdemont, Junqueras y Forcadell a tejer un rede de falsedades que les ha servido para cuestionar el orden constituido, justificar la independencia y poder ofrecer las ventajas de un nuevo Estado.

    Esos Nacionalistas y sus aliados Junts pel Si y de la CUP fundamentalmente, son los “auténticos separatistas” pero los catalanes que se han creído “La Revolución Nacional- Rupturista” que les han vendido, deberían reflexionar, porque les han llevado a confundir el “derecho a votar”, con el de violar las normas legales constitucionales, su propio Estatuto así como las decisiones del Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior de Justica de Cataluña.

    Y eso no sucede en ningún país democrático del mundo. Con todos mis respetos, esos son los catalanes engañados en esta tragi-comedia de hoy, que no ha servido para nada de nada, para alcanzar los objetivos que pretendían los Puigdemont y Cia,  tras la fractura de la sociedad catalana, la ruptura de la Sociedad española. Es decir, romper la convivencia y las leyes.

    Mañana, podrán los organizadores de este ilegal Referéndum, que lo era antes de 1 de octubre, e ilegal el domingo 1, han sido solo el lamentable espectáculo que se ha ofrecido al mundo.

    Mañana los autores de esa “Revolución Nacional-Rupturista” podrán proclamar cuantas Repúblicas les venga en gana, La Catalana y la “República del Ártico” si lesparece, podrán contar los heridos en la jornada, y decir el número de votantes por el Sí y cuantos por el No, pero estoy seguro que no reconocerán cuantos de los 5 millones 340,000 electores del censo que han preferido no ir a votar en esa mascarada de Referéndum.

    Y por supuesto criticaran la actuación de las fuerzas del orden pero no dirán  que lo hicieron en defensa del mandato del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y por cierto con una moderación extrema a pesar de sus posibilidades. Y cuenten lo que cuenten, la ilegalidad, jurídica y política de lo realizado, no habrá resuelto el problema de la organización Territorial del Estado. Es decir que Cataluña no es Independiente y sigue formando parte del Estado español. Y habrá políticos, que lamentando –como muchos- lo ocurrido hoy, y sobre todo la fractura que hay en la sociedad catalana, se pondrán  a criticar la violencia, que no es la solución. El dialogo ¡Si!, dicen esas personas.

    A mí me parece, que esas manifestaciones no vienen a aportar nada nuevo, ningún elemento que pueda considerarse útil, para salir de esta crisis. Porque si no se aclara, que la “Violencia” en cualquier sociedad democrática la producen quienes no respetan la Constitución, las normas democráticas y la decisión del Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, como es el caso del Govern de la Generalitat que no acepta el actual sistema del Estado de Derecho, ni reconoce la Ley y la Democracia.

    Y quienes como fuerzas del orden actúan por mandato de los tribunales, si nos ponemos a criticar en estos casos “la Violencia”  lo que sucede es que crean más confusión de la que ya existe en la sociedad catalana.

    Y cuando se afirma por estas personas, la necesidad el dialogo, pero no se atreven a decir quienes tienen que dialogar, se quedan a mitad de camino, a lo mejor interesadamente para que las cosas sigan como están.

    Yo creo que el resultado de la ineficacia del Gobierno de Mariano Rajoy y de Arthur Más, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y la Sra. Carme Forcadell, que no han hecho posible una solución en Cataluña, tampoco la van a dar con el dialogo, a estas alturas, ni ha sido posible y no va ser posible. El primero porque escudándose en la Ley y la defensa de la Unidad de la Patria, y haciendo caso omiso precisamente de las posibilidades de modificar Constitución, la Ley con otra Ley,  no va a mover ni un dedo. Y los artífices del Nuevo Estado Nacional-Rupturista, lo que desean es romper Cataluña y dejar al Estado español un poco más pequeño.

    Y cuando empiecen las diligencias de los juzgados, contra los identificados, entre ellos, algunos Mossos, por no actuar contra el 1 de octubre, incumpliendo las decisiones del Tribunal Superior de Justica de Cataluña, no creo que se vaya a favorecer el “Dialogo” así como así. 

    En consecuencia por el fracaso de los dos Gobiernos, lo que procede es la dimisión de Mariano Rajoy y de Carles Puigdemont, y que los resultados de las Elecciones Generales y autonomices en Cataluña, sean el instrumento para proceder a las negociaciones y acuerdos para reformar la Constitución y donde la Organización Territorial del Estado contemple el carácter multinacional del Estado, que constituyen la nación de Cataluña, Euzkadi y Galicia.

    A mi juicio, solo la Dimisión ¡Ya! de  ambos gobiernos para dar paso a unas elecciones y que la soberanía nacional que reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado, se pronuncie por el carácter multinacional de España, van a ser la única solución a esta crisis, que no se debería prolongar por más tiempo.

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