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Por José Luis Ramos
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La “Olimpiada Popular” de Barcelona de 1936

    En 1936, hubo quien atrevió a denunciar el régimen de represión que representaba el Tercer Reich alemán. Se pidió al COI que cambiara Berlín como sede de las Olimpiadas. Ante la negativa, pidieron el boicot a la Olimpiada de Berlín. Cómo no lo consiguieron, organizaron unas Olimpiadas Populares en Barcelona. Sirvan estas notas, para que la memoria colectiva no lo olvide, y, sobre todo, a los atletas que vinieron a España a competir deportivamente, y acabaron voluntarios en las milicias luchando contra el fascismo.

    Berlín fue designada a organizar los Juegos Olímpicos de 1936. Barcelona, había presentado su candidatura para ese mismo año, pero quedó descartada. La llegada al poder de Hitler en el año1933, supuso el auge del nazismo en Alemania y la utilización de la Olimpiada, por parte del Tercer Reich Alemán, para proyectar al mundo una Alemania pacifista y respetuosa con los derechos de las minorías. Pero, mientras tanto, en el interior de Alemania, se propagaba la superioridad de la raza aria, se represaliaba a las minorías y discapacitados. Se sabía que querían aprovechar los juegos para mostrar la supuesta superioridad de la raza aria. Por suerte las victorias notables de afroamericanos como Jesse Owens, con cuatro medallas de oro, y judíos como la húngara Ibolya Csák, frustraron el mensaje que perseguían los nazis de superioridad aria. Ante esa situación, una parte de la comunidad internacional plantearon al COI cambiar la sede de Berlín por otro país. La negativa del COI a cambiar de sede, hizo que varios países se plantearon el boicot a las Olimpiadas de Berlín, pero finalmente solo España cumplió la amenaza. Así que el Gobierno de la Segunda República Española decidió boicotear las Olimpiadas de Berlín y plantear unas Olimpiadas alternativas, antinazis y antifascistas, en Barcelona, que recibieron el nombre de “Olimpiadas Populares”. Mientras el resto del mundo miraba hacia otro lado, la Olimpiada Popular plantó cara al fascismo y advertía al mundo el peligro que fascistas y nazis representaban para la sociedad. Prueba de ello tenemos el Estadio Olímpico de Montjuic de Barcelona, reconstruido para las Olimpiadas de 1992.

    Aunque era un secreto a voces lo que pasaba dentro de Alemania, las maniobras de la diplomacia alemana, las simpatías que el nazismo despertaba en destacados miembros de COI, y de la comunidad internacional, hizo que la mayoría de países optaran por no contrariar al régimen del Tercer Reich. Y qué el gobierno nazi, cedió ante el COI y pactó la inclusión de una cuota judía simbólica en el equipo. Eligieron una sola judía, fue Helene Mayer, una esgrimista alemana residente en USA, por lo que fracasó el boicot.  El evento deportivo de Barcelona, estaba previsto su celebración entre el 19 y 29 de julio al 29 de 1936. Pero no se pudo celebrar por el golpe de estado militar contra el legítimo Gobierno de la República, que dio el inicio a la guerra civil española. España había convocado a deportistas de todo el mundo a participar en las Olimpiadas Populares de Barcelona.

    Se llegaron a inscribir 6.000 atletas de 22 naciones. Las delegaciones más numerosas fueron las de USA, Francia, Países Bajaos, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Suecia, y Argelia. También hubo representación de equipos de exiliados judíos y de Alsacia. Catalunya, Galicia y el País Vasco tuvieron su propia representación. Alemania e Italia  estaban representados por equipos compuestos por exiliados de  sus países. La mayoría de los atletas pertenecían a asociaciones y clubes deportivos sindicales y partidos de izquierda, y no a los comités deportivos estatales u olímpicos, aunque entre ellos se encontraban algunos destacados deportistas. Digamos que en contraposición al espíritu aristocrático con el que habían nacido los Juegos de Coubertin, las selecciones participantes en las Olimpiadas Populares estaban compuestas en su mayor parte por obreros, aunque también acudieron atletas de primer nivel que deseaban boicotear los Juegos Olímpicos de Berlín. 

    Los miles de atletas que viajaron a Barcelona para participar en un espectáculo deportivo, de pronto se vieron en medio de las barricadas. La mayoría escaparon como pudieron, pero el compromiso antifascista de algunos, les llevó a unirse como voluntarios a las milicias para combatir contra los golpistas, apoyados por el gobierno nazi de Alemania y el fascista de Italia. Se calcula que, por lo menos 200 de los atletas, se quedaron voluntarios en España, y se unieron a las milicias obreras organizadas para luchar contra el fascismo creciente en Europa. Entre ellos cabe destacar algunos de los ciclistas del británico National Clarion Cycling Club. Cuatro de sus miembros murieron en la guerra luchando en las filas de las Brigadas Internacionales. La periodista suiza Clara Thalmann, que viajó a Barcelona para participar en las pruebas de natación y terminó enrolada en la anarquista Columna Durruti. Así como su marido Pavel.

    El 12.05.1936 L’Humanité publicó unas declaraciones del Comité de Organización de la Olimpiada Popular (COOP) en las que decían: “Los Juegos Olímpicos de Berlín tienen el fin de propagar el espíritu del nacional-socialismo, de la esclavitud, de la guerra y del odio racial. La Olimpiada popular de Barcelona, al contrario, quiere defender el verdadero espíritu olímpico que reconoce la igualdad de razas y de pueblos y estima que la paz es la mejor garantía para la educación sana de deportistas y de la juventud de todas las naciones”. La financiación del evento corría a cargo del gobierno del Frente Popular francés, que fue el que más dinero aportó, y, en menor medida, el gobierno republicano español, también compuesto por miembros del Frente Popular, la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona.

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