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Por María José Navarro
Picos Pardos - RSS

Exhumación sí, exhumación no

    Como si se tratara de cualquier cuestión baladí, como ¿qué tipo de jabón para la ropa usa usted, líquido o en polvo?, en algún medio se ha hecho una encuesta para testar entre los españoles su opinión sobre la exhumación sí o la exhumación no del dictador y su traslado del Valle de los Caídos. Los resultados, con un 46% defendiendo el sí, ante un 35% que defienden el no y un 19% de indecisos, demuestran, aunque el sí sea mayoritario, que este país tiene un grave problema en la comprensión histórica de nuestro pasado, y seguimos otorgando al usurpador del poder, honores de salvador de la patria, mientras en las cunetas tenemos cientos de españoles represaliados que merecerían estar enterrados en lugares dignos, y que, sin embargo, se prefirió pasar página y dejar sin cerrar convenientemente este capítulo de nuestra historia reciente…

    Y en esas andamos, con un debate encarnizado sobre qué hacer con los restos de un tirano, mientras nuestro actual monarca (ese al que no ha elegido nadie) decide seguir manteniendo el Ducado de Franco a la nietísima, seguramente como un gesto de agradecimiento hacia esa familia que puso a su padre en la jefatura del Estado, olvidando que esa misma familia fue la que masacró España y la mantuvo en una represión durante cuarenta años. La misma familia que ahora, ante el anuncio de exhumación, se cierran en banda y no dan el consentimiento para ello, diciendo que no se harán cargo de los restos del dictador…

    Esta historia, inconcebible en cualquier otro lugar de Europa, resulta esperpéntica hasta para nuestra España de pandereta… Por un lado, tenemos un dictador en un mausoleo construido por miles de presos políticos, y cuyos restos no se sabe muy bien dónde acabarán pues su familia renuncia a ellos, mientras hay cientos de familias de esas personas represaliadas que, después de tantos años, siguen reclamando encontrar los restos mortales de sus familiares, para poderles dar una sepultura como corresponde.

    Y lo peor es que haya gente, tanta gente aún, que piense que los muertos deben quedarse donde están y no hablar más del porqué ni del cómo para poder avanzar, sin darse cuenta que para avanzar hay que poner el nombre y el lugar adecuado a cada protagonista de la historia para que no se vuelva a producir, algo de lo que estamos lejos de conseguir, a pesar de haber pasado más de cuarenta años de la muerte del dictador.  

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    comentario 1 comentario
    Marietika
    Marietika
    04/08/2018 08:08
    Pandereta y jolgorio

    "Al pueblo pan y circo" es una de las famosas frases de Julio César, haciendo alegoría de que si a los súbditos (las súbditas contaban menos) les cubrías sus necesidades básicas de alimento y ocio, nunca se revelarían contra la tiranía del Estado, como si fuese lo único que nos importase a las ciudadanas y ciudadanos: comer y bailar. Si la soberanía nacional recae sobre el pueblo, por qué no obtenemos respuesta de nuestros responsables políticos (y políticas) a nuestras necesidades y demandas? Quizá sea porque aún no tenemos asumida nuestra soberanía y seguimos dejando que nos pisoteen y pasen por encima nuestro aquellos que, habiendo obtenido nuestra confianza en las urnas, se creen con derecho de cambiar nuestra voz por la suya y nuestros intereses por los suyos... pero lo peor que es que les dejamos y cada vez se crecen más y al final, la política y soberanía popular se convierte en un círculo de élite y de poder al cual no tenemos acceso las soberanas/os auténticas/os.

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