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Por José Albalat
La Columna de Jose - RSS

Mascotas caninas

    El hecho de tener un perro en la casa conlleva una serie de obligaciones que se deben conocer antes de adquirirlo.

    El ver un cachorro, sea de la raza que sea, nos atrae. Sus piruetas y juegos, su cara de inocencia, su pelaje, sus poses, etc. Tanto nos atrae que sólo con unas palabras de algún familiar, sobre todo los hijos, nos inclina a adquirirlo.

    Los hijos hacen la promesa de que cuidarán del perro, que estarán pendientes de él. Con alegría lo llevamos a casa y entra a formar parte de la familia. Todos están pendientes de lo que hace incluso hay risas cuando hace un pequeño pipi en el pasillo o en el comedor. Es la hora de ir a dormir y los padres aconsejan a los hijos que el perrito debe dormir en la galería o en la cocina, en el pequeño capazo que han comprado, con su mantita. Lo acuestan allí pero al irse él los sigue. Al principio hace gracia pero al pasar bastantes minutos uno de los hijos se ofrece para quedarse con el perrito hasta que se duerma. Quedan todos conformes, se van a dormir y el niño aguanta hasta que el perrito se duerme. Con cuidado, se va a su habitación sin hacer ruido y se acuesta.

        

    Los padres han dejado la puerta de su habitación entreabierta por si acaso.

    A la madrugada, el perrito empieza a gemir, puede porque se añore del lugar donde estaba antes. Sea cual fuera el motivo, los gemidos despiertan a los padres. Van a ver que ocurre y ven al perrito en medio de la cocina. Al encender la luz, se calla, suavemente lo regañan y lo ponen de nuevo al capazo.

    Son los primeros días. Son los más importantes pues con constancia se deben enseñar al perrito las costumbres y que vaya aprendiendo lo que hace bien y lo que hace mal.

    Si se educa bien a la mascota desde el principio, no habrá problemas. Cada día aumentará el cariño que se sentirá por él. Demostrará también el cariño que siente hacia la familia. La repetición del nombre impuesto, hará que cuando se le llame obedezca, dándole órdenes reiteradas que tiene que cumplir. Cuando lo haga bien se le recompensará con caricias y voces suaves. Cuando lo haga mal, se le regañará y que note el cambio de voz.

    Una parte importante en la vida de la mascota es el horario inflexible de la comida. Siempre a la misma hora, evitando que coma cuando la familia está en la mesa y no echarle comida o restos de platos. De esta forma sabrá cuando tiene que comer y no tendrá descomposiciones que darán más trabajo e incluso llevarlo al veterinario.

    El perrito irá creciendo, hará de las suyas pero con la constancia de educarlo cada vez se comportará mejor y dará muchas alegrías.

    El padre está contento porque cuando llega a casa el primero en recibirle es el perro. Antes de entrar a casa, el perro ya intuye su llegada. Señal del cariño que profesa al dueño es el movimiento continuo del rabo.

        

    Esta historia es la que cuenta la normalidad en tener una mascota canina. Una familia normal que sabe educar a su perro. Una familia que sabe comportarse a la hora de pasearlo. Siempre con la cadena y a su lado. Cuando el perro tiene la necesidad de hacer pipí,  lo hará en la calzada, junto al bordillo. En el caso de excrementos, también en la calzada y nos preocuparemos de que no queden residuos.

    Por desgracia, no todas las familias que tienen mascotas se comportan así.
    Por circunstancias he tenido que hacerme cargo de una perrita durante un mes. He entrado en ese mundo de las mascotas caninas y les digo que me ha gustado. La mayoría de personas que he conocido por la calle que llevaban a pasear a su perro o perra eran consecuentes de lo que hacían y siempre estaban pendientes de ellas.

    También diré que he sentido vergüenza cuando he visto algún excremento canino en la acera. Como paseabas a la perrita, te miraban como si fueras el responsable de aquella dejadez. Así lo sufre la mayoría de gente que tiene perro. Es como en todas las cosas y situaciones. Por la dejadez y el poco civismo de pocas personas, hacen culpables a la mayoría responsable.

    Aparte de la ordenanza municipal sobre sanciones a los dueños de perros en casos de negligencias en la calle, tendría que haber una fuerza extraordinaria que llevara los excrementos de los perros (pobres perros, no tienen culpa) al pasillo o comedor de la casa de su dueño. Así todos los días hasta que el mal dueño se percatara que vive en sociedad y que lo que no quiera para sí, que no lo quiera para los demás.

    Desde esta opinión animo a los dueños de mascotas caninas a seguir con el cuidado que tienen. A superar la molestia de sacarlas  a la calle varias veces al día, no es molestia porque se quieren y se desvelan por ellas, porque estoy seguro de que las mascotas nunca nos defraudarán.
    También desde esta opinión quiero llamar la atención a los que tienen mascotas y no cumplen sus obligaciones como miembros de una sociedad que vela por la higiene y por el bienestar de los que la forman.

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    comentario 1 comentario
    EJAB
    EJAB
    18/08/2008 09:08
    Mascotas

    Por desgracia la mayoria de las personas no saben tener una mascota, yo tengo a Neula, una perrita Golden que forma parte de la familia pero que tiene muy claro como debe comportarse , no solo sirven para acariciarlas y darles premios, hay que educarlas y ser coherentes con el cambio que producen en tu vida y llevarlas siempre contigo y no buscar constantemente un canguro para que la cuide. Por otra parte , nunca entenderé como alguien puede tener como mascota a un pobre pajarito , enjaulado y privado del don de volar libremente, lo veo inhumano en mi opinión. Me dan mucha pena, si nos pusieramos en su lugar, mas de una jaula abririamos...reflexionemos un poco...

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