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Por Paco Ventura
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Homenaje

      

      Cada día estoy más convencido que aquella profesión de peluquero que ejerció mi padre hasta su jubilación, y las muchas anécdotas pasadas entre los que acudían a que “les rascaran las barbas”, me llevan a tener un cariño especial hacia aquellas gentes que, desde bien jóvenes, se dedicaron a esta profesión.

        Aquellas décadas de los cincuenta y sesenta, en las que se trabajaba toda la semana, incluso los domingos ¡bueno! a excepción de los lunes, que era el día de descanso para barberos y “Zapateros” ¡¡UFF!! (Hoy, algún “zapatero” tiene tanto follón, que ni los lunes descansa),  fueron duras para estas gentes que tenían que dejar “pincelados” a los clientes.

         Cuando siendo “chavales” llegaban a la barbería para aprender “el oficio”, se hartaban de barrer y “arremullar”, y, en ocasiones, de cortar el pelo “a rape”  con alguna máquina de aquellas de cuatro ceros, que más bien servían para hacer “muñeca” y estirar algún que otro mechón de pelo, por la poca fuerza o destreza de quienes las manejaban.

        Yo traté por todos los medios de huir de aquella profesión, y lo mío me costó, por cuanto los padres, en aquella época, abogaban por la “continuidad”.

        No obstante haberme  apartado totalmente de la misma, no es menos cierto que, por tenerla dentro de casa, conocí a mucha gente del “oficio” y entre ellos a Guillermo, más conocido por “Guillermo el Barber”.

        Lo conocí en la peluquería de Abella, en la que, si no recuerdo mal, se inició la moda  del tan famoso corte de pelo a navaja.

        Guillermo y Toni aprendieron las nuevas “técnicas” de la peluquería moderna siendo muy jóvenes, y poco a poco dejaron de “rascar barbas” para dedicarse a cortar el pelo a navaja, y hacer peinados al estilo Elvis, aunque esta nueva moda, les obligara a hacer más horas que un reloj, y a sacrificar, incluso, las mañanas de los domingos.

        Clases en las antiguas dependencias de “La Sindical”, y una buena organización del “gremio”, les llevó a ser considerados como verdaderos profesionales de la peluquería.

        Se perdieron ya aquellos carteles anunciadores de “Barbería”, que anclados en la pared de la fachada, y de los que pendía una pequeña “jofaina” o “renta mans”, servían para atraer a la gente que buscaba quien les “afeitara” (en el buen sentido) aquella barba de tres o cuatro días.

        Aquella caja de alcohol que, al igual que a los “practicantes”, les servía para desinfectar las “herramientas” de trabajo, así como la famosa piedra “lipi”  usada como desinfectante después de un “afeitado” de dos pasadas, y un largo etc., pasaron a la historia.

        Los jóvenes de la década de los setenta y siguientes, ya no se afeitaban en la “barbería”, pues, para este menester, utilizaban las máquinas eléctricas, acudiendo tan solo a las Peluquerías modernas para que, después de un  delicado corte de pelo a navaja, les peinaran conforme al modelo que habían elegido en las fotos que les mostraba el peluquero Jefe.

        Se acabaron entonces las tertulias de aquellos que acudían a la “barbería” y esperaban en ella hasta que les tocara “el turno”, pues en las peluquerías modernas, se puso de moda el “dar número” e incluso el “darles” hora para ser “servidos” puntualmente sin necesidad de largas esperas.

        Hace unos días se jubiló Guillermo, dejando solo a Toni con los secretos de una época que causó furor, ¡La época de la innovación en el corte de pelo! ¡La época de los peinados a lo Elvis y el corte de pelo  a navaja!

        Hoy, es una opinión mía, ya no somos tan “narcisistas” como entonces, y por ello nos recreamos menos mirándonos al espejo, o quizás, a nuestra edad, lo que nos ocurre es que tenemos “miedo” de ponernos delante de él por si acaso nos “muestra” aquello que no  queremos ver.

        Sea lo que fuere, lo cierto es que se han perdido aquellos cortes de pelo a navaja con peinados de secador que eran verdaderas obras de arte, pues hoy, por lo que puedo observar, la moda es ir con “mechones de colores”, “coletas” , “greñas irregulares”,  “trenzas” e infinidad de “tatuajes”, ¡Que no me parece mal!  pero, ¡no lo dudéis! Algún día volverá la moda que se inició cuando Guillermo y Toni eran muy jóvenes, pues la vida, como dirían nuestros mayores, “pega moltes voltes” y, tarde o temprano, todo suele repetirse, como se repitió la moda del pelo al “cepillo”, y la del pantalón de “tubo” o de “campana”.

        Lo que no recuerdo es que se haya repetido la moda del pantalón llamado, indistintamente, “bombacho” o de “golf” y ¡Mira tu por donde! con lo que ahora se juega al golf, estimo que no sería una mala idea el implantar de nuevo aquella moda, porque quizá, con ella, conseguíamos  un éxito impensable y vendíamos pantalones hasta en la China, (que buena falta nos hace) pues mira que, tanto nosotros como los chinos, estaríamos graciosos con aquellos pantalones ¿No les parece?

        Miren Vds. sino, al segundo de la izquierda. Con pantalón “Bombacho” y con “el chinito” a su lado, ya debía estar pensando en la posible exportación de esta moda.


        ¡Si, si! Pueden ustedes ir mirando por si conocen a alguno de los que recogían “limosna” para las misiones. Seguro que aciertan.


                        Gracias a “Guillermo el Barber” por ayudarme a recordar.
     

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    comentarios 11 comentarios
    PACO VENTURA
    PACO VENTURA
    05/11/2008 01:11
    PER A UNO PROBABLE

    Podría ser Pedro Gozalbo, però tampoc estic segur. Recordarás que Pedro tenía la costum de doblar un poco el "cabet" i este el mantè molt recte. De totes formes fa temps que no veig a Pedro. Se que estaba en Madrid perquè en els seus inicis en la "Capital", abans de casarse, va estar hospedat en la mateixa "casa de huespedes" que jo vaig estar algún temps (Huespedes Paz, del Sr. Joaquín i la Sra. Paz), però em s'ha perdut la seua estela. De totes formes vorém si podem conseguir el nom de tots els que apareixen en la foto. Gracies per la teva col.laboració.

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