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Por Cristina Querol
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Cañones o mantequilla en Cataluña

    Ayer asistimos al punto y final de una Cataluña inventada. Inventada por unos cuantos soberbios incorregibles que se pierden en debates fútiles mientras Cataluña intenta renacer de sus cenizas para llegar a fin de mes.

    El drama de la exclusión social es una realidad en la ciudad condal y en el conjunto de esta Comunidad Autónoma. El agujero en el que el Partido Socialista ha sumido a España no ha respetado a una región que supo ser grande. La miseria moral de quienes anteponen la persecución lingüística a la libertad, de quienes gastan más en promover “su cultura” que en ayudar a las empresas y de quienes dedican más esfuerzos a hacer malabares federalistas que a escuchar a la gente, ha recibido un revés de los que no pasan inadvertidos.

    Y por eso no es casual que el Partido Popular haya obtenido en Cataluña el mejor resultado de su historia y el Partido Socialista el peor. Dicen que hay “mentiras, grandes mentiras y estadística”, pero esta vez, el pronóstico se ha cumplido y hemos asistido a una derrota histórica de la izquierda.

    Una derrota que no hace más que evidenciar un hastío generalizado en una Cataluña que quiere más mantequilla y menos cañones apuntando a España. La calidad de vida nada tiene que ver con la de la Cataluña de hace unos años. Las oportunidades y el progreso ciudadano se han visto mermados por una clase política incapaz, ya no de gestionar la región, sino de algo tan simple como escuchar al ciudadano y hablar de lo que le preocupa.

    El PSC ha sido el gran perjudicado, el que mayor desgaste ha sufrido tras ocho años de mentiras del Tripartit, tras dos legislaturas diciendo una cosa en Barcelona y la contraria en Madrid, tras un gobierno que a los catalanes se les ha hecho muy largo y que ha servido para constatar una cosa: el Socialismo en España no tiene la solución para los problemas de la gente.

    Hoy es el momento de Mas: el convergent se ha despertado esta mañana siendo President, algo con lo que lleva soñando desde que Pujol se retirara. Hoy nace el nuevo hombre: sin complejos, sin fisuras, sin reservas ni edulcorantes. Miedo me da.

    Miedo me da que lo que le debería dar alas para hacer crecer a Cataluña sea sólo una excusa para perderse en derroteros identitarios y en batallas estériles sobre las que poco saben quienes no bajan a la calle a escuchar. Miedo me da que la confianza que ha puesto el pueblo catalán en este señor no se traduzca en la responsabilidad, el esfuerzo y el trabajo que esta región lleva años reivindicando a su clase política.

    El posicionamiento del Partido Popular como tercera fuerza en Catalunya debería centrarse precisamente en hacer posible ese cambio, en dar la voz de alarma cada vez que la barretina se ponga por delante del pan, en defender una Catalunya entendida desde la libertad: grande, próspera, diferente y española.

    Porque, no se engañen: Mas no ha ganado las elecciones por ser nacionalista, sino por ser de derechas.

     

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    comentarios 8 comentarios
    cristina querol
    cristina querol
    07/12/2010 01:12
    de acuerdo

    Si... la verdad es que Catalunya es un mundo a parte. Y la clase política de Catalunya, por desgracia, lamentable durante todos estos años de Tripartito

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