La onda de David

De todos los pueblos que florecieron en la cuenca del Mare Nostrum ninguno alcanzó la trascendencia del Pueblo de Israel.

En la historia de España, la influencia judía es determinante. El rey Fernando era de origen judío. Judíos eran los casamenteros catalanes, aragoneses y castellanos que hicieron posible su boda con Isabel.

“Judío fue Colón” y quienes financiaron el descubrimiento del Nuevo Mundo. Judío era el nombre de la nave capitana.

En nombre de un judío se colonizó América, se inmolaron pueblos en cruentas batallas y se erigieron edificios monumentales. No hay villa ni ciudad en que no se venere a uno de ellos. Santiago, María.

Los hijos de los emigrantes españoles son ciudadanos de allí donde nacen. Los hijos de judíos son primero judíos y después veremos.

Projudíos son los gobiernos de Estados Unidos y de la mayoría de los países americanos. En el Uruguay, el embajador israelí es casi un virrey. La influencia judía sobre los políticos uruguayos, es notoria.

Que un pueblo desperdigado durante tantos siglos por esos mundos de Dios haya sido capaz de permanecer unido, es digno de admiración

Comparar Auschwitz con Palestina, evidentemente es un despropósito. No obstante, cuando el poder y la soberbia se juntan, los resultados no suelen ser beneficiosos para nadie.

El poder de Israel es inmenso. En la actualidad ningún país se atreve a enfrentarlo, lo cual le da una cierta impunidad.

Mi pregunta es: “Si dominan el mundo, qué necesidad tienen de hacer ostentación de ello? Siempre fueron odiados. Hoy están despertando un sentimiento mucho más peligroso: ¡Envidia!

Cuando se da una patada al tablero, el que más pierde es aquél que está ganando.

Quienes somos admiradores de la belleza esperamos poder seguir admirando la obra de Miguel Ángel con la siniestra honda descansando sobe su hombro izquierdo.