Nuestra lógica va a contramano

Quienes piensen que una acción, por insignificante que parezca, no conlleva la consecuente reacción, están profundamente despistados.

Qué bien se torea tras la barrera

Señor cuídame de los progresistas, de los retrógrados me cuido solo.

A medida que la humanidad “avanza”, va abriendo una profunda zanja que al final nos engullirá a todos.

Las autoridades de turno se desvelan, para que todos tengamos el mismo punto de partida.

¡Qué gracia! Después que cada, uno se arregle como pueda.

A todos aquellos jóvenes, que preocupados se asoman al porvenir. Les quisiera contar una anécdota de la que fui testigo.

Hace muchos años viajando en el buque Cabo de Hornos, compartí la travesía, con un joven de mi misma edad y similar oficio,

Con la fuerza que da la ilusión nos sentíamos invencibles.

Al separarnos, ambos sabíamos que, podríamos ser ocasionalmente vencidos, pero jamás derrotados.

No fue, hasta muchos años después que, nos reencontramos a bordo de un avión de Iberia, de regreso a la patria.

La ocasión era propicia para las confidencias.

-Salvador te veo muy prospero – dije – y agregue: evidente mente te ha ido muy bien.

-No puedo quejarme.-respondió. Tengo una hermosa familia, holgura economía, y una salud de acero inoxidable.

-¿Montevideo te recibió con los brazos abiertos? -insistí

-No creas –respondió. Al la primera puerta que llamé, me la cerraron en las narices.

¿Y? -replique curioso.

-Nada, al darme vuelta, descubrí un mundo de oportunidades.