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LA UNIÓ denuncia la guerra de precios en el precio de los cítricos valencianos

    LA UNIÓ de Llauradors denuncia una guerra de precios de las grandes cadenas de distribución en los cítricos valencianos de sus lineales que se concreta en ofertas durante varios días y bajadas de precio a última hora de la jornada laboral.

    LA UNIÓ critica que esas cadenas de distribución comercial, abusando de su posición dominante, alteren la competencia en los mercados de frutas y hortalizas que provoca una caída de precios en origen en las regiones productoras de dichos cultivos como es el caso de la Comunitat Valenciana con los cítricos.

    Primero fue la compañía alemana Lidl con ofertas de las mandarinas valencianas ofrecidas en algunos países europeos, entre ellos España donde hoy mismo comienza una campaña de promoción donde se venderán a 0,75 euros/kg como producto de una oferta de bajada de precio de un -41% al pasar de 1,29 a 0,75 euros/kg.

    Pero conforme avanzan los días se van sumando nuevas cadenas de distribución a esta espiral de bajada de precio. La empresa de capital francés Alcampo tiene una campaña de oferta donde vende las mandarinas valencianas a 0,82 euros/kg.

    La enseña valenciana Mercadona es más sutil en su guerra y no realiza ofertas permanentes sino que lo hace en forma de bajada de precios a última hora de la tarde, lo que puede llevar al consumidor a efectuar sus compras en ese periodo donde resulta más barato el producto. Así, durante estos días se han podido ver ofertas de descenso de precios en esas horas de naranjas a 0,20 euros/kg y de mandarinas a 0,65 euros/kg.

    Cabe señalar que hasta la fecha las cotizaciones de las mandarinas en origen no habían resultado del todo negativas pero desde este mes de noviembre y con la entrada de la naranja a los mercados coincidiendo con esas ofertas de la gran distribución van a la baja para los agricultores.

    Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ, señala que “hay que atajar esta situación que utiliza a nuestros cítricos como producto reclamo para conseguir clientes a su cadena de distribución pero que hunden el mercado y revientan los precios que percibe el agricultor”.

    Las grandes cadenas de distribución comercial pierden dinero tal vez con estas ventas de cítricos pero su verdadero objetivo es servir de gancho para otras compras, sin darse cuenta del daño que le hacen al sector. Estas prácticas, que suponen en la mayoría de ocasiones pérdidas para los supermercados en esos productos, alteran la percepción de los consumidores en el sentido que luego les parecerá caro un cítrico vendido a un precio razonable, hecho que desvía la compra hacia productos sustitutivos, presionando a la baja los precios percibidos por los productores.

    La venta a pérdida, ya prohibida por algunas legislaciones nacionales, debería verse imposibilitada por una norma de rango comunitario que regule las prácticas de fijación de precios de los productos perecederos. Los precios de venta al público deberían reflejar (con un desfase admisible de una o dos semanas) las variaciones de las cotizaciones en origen y el margen de beneficio que cada operador comercial establezca. LA UNIÓ solicita a las autoridades europeas en materia de la competencia que actúen de oficio ante este tipo de prácticas abusivas.

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