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Medio Ambiente prospecciona este año más de 511.000 hectáreas para controlar las plagas forestales

  • En un lustro se ha aumentado la superficie inspeccionada un 28%

  • Medio Ambiente ha destinado más de 1.300.000 euros al control de plagas durante el pasado año

La Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda ha prospeccionado el estado sanitario de más de 511.000 hectáreas forestales de la Comunitat durante el año 2008 con el objetivo de controlar la presencia de plagas forestales en nuestro territorio.

“Una cifra que ha aumentado año tras año, ya que en poco menos de un lustro se ha incrementado la superficie inspeccionada en más de un 28%”, ha significado la directora general de Gestión del Medio Natural, Mª Ángeles Centeno.

“Con estas actuaciones, ha continuado la directora general pretendemos mejorar la salud de los montes valencianos y acelerar la recuperación de la cubierta vegetal reduciendo las interrupciones, que para su progresión, representan las plagas y enfermedades”.

Para lograr este objetivo la Conselleria de Medio Ambiente ha invertido más de 1.300.000 euros durante el año pasado para mantener estas enfermedades por debajo de los niveles tolerables, de manera que causen el menor daño a la vegetación forestal.

“Hay que tener en cuenta, ha continuado Centeno, que en sanidad forestal el concepto de erradicación debe desecharse. La erradicación sólo debe considerarse en el caso de introducción de plagas o enfermedades no autóctonas que pongan en peligro la existencia de vegetación propia”.

Control de la procesionaria

Uno de los aspectos más significativos del programa de control de plagas desarrollados por la Conselleria de Medio Ambiente es el plan de control de la procesionaria del pino en el que tras analizar los resultados obtenidos en la prospección se han tratado por medios aéreos un total de 13.400 hectáreas con productos biorracionales, 990 hectáreas con mochila y se han colocado 4.500 trampas de feromona sexual.

Estas trampas incluyen feromonas, son sustancias naturales que utilizan los insectos para comunicarse entre sí. En este caso, las trampas llevan la feromona sexual  que emiten las hembras durante el período de puesta y cuya función es atraer y capturar a las mariposas macho impidiendo así la reproducción. 

Mª Ángeles Centeno ha señalado que “se trata de un método, totalmente selectivo, que no afecta a otras especies y que nos permite mantener las poblaciones de plaga en niveles bajos, una vez que se han reducido los niveles por otros sistemas”.

Los montes seleccionados para realizar en ellos los tratamientos presentan, según la prospección realizada, unos grados de infestación y unas características de vegetación y del terreno sobre el que se asienta que hacen que sea este momento el adecuado, y no otro, para llevar a cabo estos trabajos.

Precisamente, se han elegido como lugares para colocar estas más de 4.900 trampas aquellas zonas en las que el año pasado se ha intervenido mediante el empleo de insecticidas biorracionales.

Precisamente con estas trampas se evitan posibles reinfestaciones provenientes de la población en diapausa (fenómeno por el cual la procesionaria puede estar enterrada por varios años y no verse afectada por los tratamientos), por lo que se reduce el número de intervenciones necesarias, y por lo tanto, “la cantidad de insecticidas biorracionales”, ha confirmado la directora general.

Estas trampas consisten en una caja de plástico rígido con dos entradas en forma de embudo piramidal en sus lados más estrechos. Dentro se coloca una pequeña cápsula cilíndrica de plástico que contiene, apenas una pequeña cantidad de feromona, atractivo sexual, de la procesionaria del pino. Por la parte inferior de la caja se sujeta una bolsa de plástico flexible, que es donde se van acumulando las mariposas capturadas.

 

 

 

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