Pepe Sancho dirige e interpreta "Enrique IV" y le da "descaro fallero"
"Adoro a los actores que dirigen. Si abre los oídos, lo hace mejor un actor que dirige que alguien que es 'sólo' director", explica en un encuentro con periodistas, encantado con la experiencia, iniciada en febrero en Valencia, que le ha llevado por una treintena de localidades y que concluye con las representaciones en el Teatro Bellas Artes de Madrid, donde estará hasta el 3 de enero.
Además, en "Enrique IV" de Pirandello (1867-1936), Sancho interpreta el papel protagonista, incorporando todas las instrucciones que el fallecido José Tamayo (que ya la había puesto en cartel con José María Rodero y Carlos Lemos) le dio cuando montaron esta "dura obra" en 2002.
"Fue la última obra que montó Tamayo y lo hizo aquí -el Bellas Artes-. Me gustaría que lo viera y que notara que soy muy respetuoso en todo lo que me indicó", dice Sancho, que declara que lo que él ha incorporado a la obra, producida por Teatres de la Generalitat, es "descaro fallero", "mediterraneización" y un vestuario que deja "muy claro" que se trata de disfraces.
La obra, adaptada también por Enrique Llovet, cuenta la historia de un noble en el siglo XX -Pirandello la estrenó en 1921, poco después de "Seis personajes en busca de autor"- que finge creerse que es el emperador alemán del medievo.
El supuesto loco fuerza a los hombres que ha contratado para que se hagan pasar por consejeros regios, así como a sus familiares y a los que le visitan a seguirle la corriente. "Teatro dentro del teatro, en definitiva", dice Sancho, que ha querido acentuar los momentos de hilaridad.
"Todos los personajes tienen que pasar por el aro del fingido loco, y yo fuerzo a todos los actores a pasar por el aro de Pirandello", confiesa el actor y director a quien el italiano le parece un revolucionario del medio teatral y su producción "de absoluta actualidad".
El elenco, elegido por él, procede de la Comunitat Valenciana y está formado por José Montesinos, Pepa Juan, Joan Carles Roselló, Pep Banyuls, Sergio Caballero, Manolo Maestre y Erika García.
En este "viaje al interior de la mente de los hombres", el encargado de la escenografía ha sido Paco Azorín, que ha recreado el mundo irreal del protagonista, una mansión medieval, embutiéndola en paredes acolchadas como las de un hospital psiquiátrico.
A juicio del director y protagonista, en los últimos tiempos "hay una vuelta a lo de antes. Lo malo es que hay autores nuevos que quieren pisarle la oreja a Molière, a Calderón y tienen la manía de sufrir mucho, olvidándose de que el espectador también puede pasarlo bien".
Sancho, que abandona la serie de televisión "Cuéntame" y empieza en breve los ensayos de "Calcetines-Opus 124", con José Carlos Plaza y Joaquín Kremel, tiene "un par de proyectos a largo plazo" para dirigir de nuevo teatro y como intérprete confiesa que "no persigue grandes personajes" pero que le gustaría ser Willy Loman, el protagonista de "Muerte de un viajante".
"No para", ha evidenciado el director del Teatro, Jesús Cimarro. "¿Para qué voy a parar?. Bastantes parados hay ya en la profesión", ha ironizado el artista.
