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LA UNIÓ señala que el comercio focaliza la campaña citrícola en la renegociación de tratos

  • Se detectan graves problemas en la actualidad con buena parte de la cosecha pendiente de recolectar

  • Los precios son sensiblemente más bajos que en la campaña pasada

LA UNIÓ de Llauradors señala que los operadores comerciales focalizan la campaña citrícola en estos momentos a través de la renegociación de los precios y condiciones pactados de antemano entre comprador y vendedor, en una clara muestra de que el contrato apenas se usa y que ha quedado en simple papel mojado como declaración de buenas intenciones del inicio de campaña.

La mayoría de los comercios siguen utilizando todavía un albarán de compra como fórmula de transacción comercial con el productor, en lugar de un contrato. Las renegociaciones pretenden así no recoger la cantidad de fruta pactada y en el tiempo estipulado, así como un cambio en el precio o el impago de una parte de la cosecha. LA UNIÓ destaca que pese a existir un contrato consensuado en el seno de la interprofesional citrícola Intercitrus, posteriormente homologado ya por el Ministerio de Medio Rural, desde hace tiempo no vale para nada, pues cada operador comercial utiliza la fórmula que le viene en gana y los diferentes albaranes o contratos empleados contienen cláusulas en muchos casos leoninas y totalmente diferentes y dispares, como ha podido comprobar esta organización agraria.

LA UNIÓ de Llauradors señala que la campaña citrícola se encuentra en una situación de clara ralentización de la recolección con una buena parte de la cosecha pendiente todavía de recoger en los árboles, lo que puede ocasionar un grave problema en el desarrollo de la campaña para los próximos meses. En algunas zonas queda pendiente de recolectar porcentaje relevante de la producción, concretamente en las comarcas productoras de Castellón aún cuelga en los árboles entre el 40-50% de la cosecha de Clemenules. Esta situación podría provocar un solapamiento y una presión sobre la producción de la segunda parte de campaña.

Los precios que se ofertan son sensiblemente más bajos que en la pasada campaña que no fueron ni mucho menos buenos. A modo de ejemplo las dos variedades más importantes en la citricultura, la Clemenules en mandarina y la Navelina en naranja, cotizaban a estas alturas de campaña a 0,26 y 0,20 euros/kg, respectivamente, y ahora apenas lo hacen en el caso de la mandarina a un máximo de 0,12 euros/kg y la Navelina a una máximo de 0,10 euros/kg.

Otra circunstancia actual de la campaña es que únicamente se recolectan los mejores calibres de los cítricos, el resto se va quedando en los árboles o el comercio lo vende posteriormente a la industria a un mejor precio que el ofrecido al productor.

La tónica por tanto en todas las zonas citrícolas de la Comunitat Valenciana es la de paralización de las compras, ralentización de la recolección y presión de las empresas comerciales a los agricultores para que, con la excusa de estar ante una mala campaña, instan a vender su producción con la perversa fórmula de “a comercializar”, y vuelven de esta forma a las prácticas especulativas de hace unas campañas.

 

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