Moncada recupera este domingo después de ser aplazado por la pandemia su Día Jubilar por el “Milagro eucarístico de la venerable Inés”
El sábado el Cardenal presidirá la apertura de la puerta santa en la parroquia de San Jaime Apóstol
La parroquia de San Jaime ApoÌstol de Moncada celebraraÌ este domingo su DiÌa Jubilar, en el marco del AnÌo Jubilar EucariÌstico del CaÌliz de la PasioÌn, y que el pasado mes de diciembre tuvo que ser aplazado por la pandemia.
En el DiÌa Jubilar, se festejaraÌ el milagro eucariÌstico que presencioÌ IneÌs, una ninÌa de corta edad, en la Navidad de 1392, en la misma iglesia de la localidad valenciana, cuando vio al NinÌo JesuÌs en la forma que levantaba el sacerdote en el momento de la consagracioÌn durante varias misas seguidas a las que acudioÌ con su madre, según ha indicado el párroco, Javier Grande.
Previamente, mañana, sábado, a las 19:30 horas se procederaÌ a la apertura de la puerta santa, un acto que seraÌ presidido por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio CanÌizares, ha añadido el párroco.
Posteriormente, serán bendecidas dos tablas que reflejan dos aspectos del milagro eucariÌstico que acontecioÌ en la poblacioÌn. En una de ellas se puede contemplar a la venerable IneÌs, de ninÌa, presenciando el milagro eucariÌstico en la Navidad de 1392. En la otra tabla, aparece ya una IneÌs adulta, en la cueva donde vivioÌ apartada en oracioÌn hasta el final de sus diÌas, con austeridad y penitencia.
El Domingo, DiÌa Jubilar, la jornada comenzaraÌ con la celebracioÌn de varias misas, a las 9, 10 y 11:30 horas. Además, estará el Santísimo expuesto durante todo el día y los sacerdotes estarán disponibles para la confesión.
Ya por la tarde, a las 19:30 horas, se celebraraÌ la eucaristía jubilar. Posteriormente, se celebrará la exposicioÌn del SantiÌsimo, y ViÌsperas.
El 25 de diciembre del año 1392, la niña Inés de Moncada, según la tradición, en el momento de la Consagración, vio a un hermoso niño en la forma consagrada. “¡Mira, mare, el xiquet!” le dijo a su madre, que no le hizo caso, pero la situación se repitió en las siguientes misas, por lo que la madre optó por contárselo al párroco.
Se da la circunstancia de que aquel milagro eucarístico, en presencia de numerosos testigos, ocurrió en pleno cisma de Occidente, un periodo de división dentro de la Iglesia que comenzó con la proclamación de dos Papas, Urbano VI y Clemente VII, y que había conducido a que muchos sacerdotes ordenados por la línea de uno u otro Papa dudaran sobre la validez de su ordenación y por tanto de la eficacia de sus sacramentos. Entre ellos estaba el entonces párroco de Moncada, Mosén Jaime.
Al escuchar el testimonio de la niña, el párroco quiso poner a prueba la revelación ante varios testigos. Tomando una forma consagrada y otra sin consagrar, preguntó a la Venerable Inés, varias veces mientras las alternaba de espaldas a ella, dónde veía al Niño.
La niña señaló en todas las ocasiones sólo a la forma consagrada. “Todos quedaron maravillados, y el sacerdote entendió el signo como una confirmación de la validez de los sacramentos y de la presencia real de Jesús en la eucaristía”, ha relatado Javier Grande.