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Medio Ambiente consolida el proceso de recuperación de tres especies de flora en peligro

    La conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente ha publicado la orden por la que se aprueban los planes de recuperación de las especies de flora en peligro de extinción Cistus heterophyllus (jara de Cartagena), Limonium perplexum (saladilla de Peñíscola) y Silene hifacensis (silene de Ifac).

    El objetivo de esta medida es alcanzar un número suficiente de poblaciones que justifique el paso de las plantas de la categoría en peligro de extinción a la categoría de vulnerable. Para obtenerlo, la conselleria pretende establecer al menos seis poblaciones, cuya suma total de ejemplares alcance al menos los 250 especímenes adultos mantenidos en censos realizados durante cinco o más años.

    Estas tres especies figuran con la categoría 'En Peligro de Extinción' en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, estando igualmente incluidas en el Catálogo Valenciano de Especies Amenazadas de Flora.

    Silene de Ifac

    De las tres especies, la única que en la actualidad cuenta con un plan de protección especial es Silene hifacensis que fue aprobado en 2008. Después del tiempo transcurrido, se ha considerado necesario revisar y adaptar el plan de recuperación a los avances conseguidos en el conocimiento de la especie. Silene hifacensis (silene de Ifac) es una planta endémica de los acantilados litorales del norte de la provincia de Alicante y de la isla de Ibiza. Entre 1930 y 1986 se consideró extinta en el territorio peninsular.

    Aunque se describió del Penyal d'Ifac, se extinguió allí a principios del siglo XX. Reencontrado en otras zonas cercanas desde Xàbia hasta Calp, en la actualidad hay cuatro poblaciones silvestres que apenas superan los 50 ejemplares. La conselleria trabaja en la conservación de esta especie desde la década de 1990 y existen ya ejemplares reintroducidos en el Penyal d'Ifac y el Cap de Sant Antoni, las dos zonas donde primero se encontró la planta a finales del siglo XIX. La conservación de la especie exige la producción previa de millones de semillas con plantas cultivadas fuera del medio natural, ya que al tratarse de una especie de roquedos no pueden realizarse plantaciones en el sentido habitual, sino siembras en rendijas y repisas de rocas.

    Jara de Cartagena

    En cuanto a la Cistus heterophyllus (jara de Cartagena), está representada en la Comunitat Valenciana a través de la subespecie carthaginensis, especie endémica española, de la que se conocía la existencia de un único ejemplar puro nativo autoestéril, localizado en el término municipal de La Pobla de Vallbona, y reducidas poblaciones en el entorno de Cartagena.

    La Jara de Cartagena es un arbusto descrito a principios del siglo XX y localizado inicialmente en Cartagena que se dio por extinguido a mediados de siglo. En la década de 1980 se encontró un único ejemplar silvestre valenciano, en el término de Pobla de Vallbona. Aunque se reencontraron posteriormente algunos pocos ejemplares en Cartagena no parecían ser plantas puras, poseían trazas de hibridación con otra especie silvestre cercana, por lo que la conservación del ejemplar valenciano es fundamental para recuperar la especie no sólo en la Comunitat Valenciana sino también en la vecina Región de Murcia.

    La planta de Pobla de Vallbona no produce normalmente semillas por autofecundación, sólo lo hace de modo excepcional algunos años. La conselleria ha conseguido cultivar algunos nuevos ejemplares con esas semillas que produce ocasionalmente y en pequeña cantidad, y se espera poder hacer plantaciones a lo largo de los próximos años.

    Saladilla de Peñíscola

    El Limonium perplexum (saladilla de Peñíscola) es un endemismo exclusivo valenciano, localizado hasta ahora en un acantilado costero del Lugar de Interés Comunitario Serra d'Irta. Se trata de una pequeña hierba de hojas en roseta. Gran parte de sus efectivos son anuales, y en el mejor de los años toda esa población natural, que vive en escasos metros cuadrados, apenas supera los 200 ejemplares. La plataforma del acantilado donde vive la especie está socavada por la erosión marina que provoca de modo natural el oleaje, con riesgo de colapso en el futuro. Se han desarrollado ya varias plantaciones exitosas de esta especie en zonas cercanas, aunque el número de nuevas plantas nacidas ya de regeneración natural en esos sitios es aún muy bajo.

    Planes de recuperación

    Estos planes de recuperación son las directrices para que estas tres especies puedan salir del riesgo de extinción en el que se encuentran. Los planes se componen de la Orden y de sendos documentos técnicos que serán actualizados a medida que avance el desarrollo del plan o el conocimiento científico de estas plantas. Los documentos técnicos están disponibles en la página sobre biodiversidad, de la sección de medio natural de la página web de la conselleria, estando abierto para visualización y descarga de cualquier persona interesada en el tema [http://www.citma.gva.es/web/biodiversidad/planes-de-recuperacion ].

    Los ejemplares nativos de estas tres especies son tan escasos que la producción de semillas o nuevas plantas debe hacerse en viveros dependientes de la conselleria. La Orden establece dos tipos de terrenos para la mejora de estas especies y el mantenimiento de sus efectivos naturales. De un lado, las áreas de conservación, que son los sitios donde la planta ya existe de modo natural o donde se han establecido con éxito algunas nuevas poblaciones. De otro, para cada especie se han elegido zonas protegidas o de propiedad o gestión públicas cercanas a las poblaciones actuales, donde se podrán realizar plantaciones o siembras de estas especies, a fin de generar nuevas poblaciones artificiales; a estas zonas se las denomina áreas de recuperación, y en muchos casos deberán ir eligiéndose a medida que avance el desarrollo de los planes.

    También supone la entrada en vigor de un nuevo modelo de elaboración y desarrollo de los planes de recuperación donde, a diferencia de lo hecho hasta ahora en el resto de España, se diferencia entre unas directrices invariables que forman parte del texto de la norma y una planificación técnica que puede ser regularmente mejorada en función de los resultados que se vayan obteniendo, y que son objeto de revisión regular por un comité de especialistas de los centros de investigación y universidades valencianas. Este nuevo modelo es mucho más flexible que lo que se había desarrollado hasta ahora, ya que permite incorporar al plan de recuperación todas las novedades de resultados de ejecución y avances científicos, sin tener que modificar la norma .

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