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La incertidumbre por la pandemia ha desmotivado y descolgado de sus estudios a muchos estudiantes

La incertidumbre por la pandemia ha desmotivado y descolgado de sus estudios a muchos estudiantes
  • Las restricciones sociales de la pandemia, culpables del aumento de la ansiedad y la depresión en los universitarios

  • El coordinador del Servicio de Orientación de la UCV, Pablo Chust recuerda que el colectivo de estudiantes de educación superior es “uno de los que peor lo ha pasado durante la crisis sanitaria en lo que se refiere a salud mental”

  • La incertidumbre que afectó a la realización de las prácticas o de los exámenes ha propiciado que muchos alumnos se hayan desmotivado y descolgado de sus estudios

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La incertidumbre por la pandemia ha desmotivado y descolgado de sus estudios a muchos estudiantes - (foto 2)

Comenzar la etapa universitaria supone un cambio considerable. La novedad del contexto educativo al que se enfrenta el estudiante respecto de etapas anteriores es tal que no se circunscribe sólo a la mayor exigencia en la aprehensión de contenidos teóricos; la universidad demanda nuevos esfuerzos a la persona que la afectan en sus distintas dimensiones. Uno de los departamentos universitarios de importancia capital a la hora de apoyar al estudiante tanto en el ámbito académica como en esos otros ámbitos de su experiencia universitaria, incluidos el social, el personal y el profesional, son los servicios de Orientación. 

En ese sentido, el coordinador del Servicio de Orientación de la Universidad Católica de Valencia (UCV), Pablo Chust, resalta la contribución decisiva de los psicólogos y pedagogos al bienestar de los estudiantes universitarios durante la pandemia: “Según diversos estudios, el colectivo de estudiantes universitarios es uno de los que peor lo ha pasado en este tiempo en lo que a salud mental se refiere. Nosotros, en concreto, nos hemos encontrado con un aumento de problemas de tipo ansioso o depresivo como consecuencia de los confinamientos y de las restricciones sociales”.  

“Con respecto a lo académico, hemos observado que a muchos estudiantes les ha costado más concentrarse en las clases online y motivarse para asistir a ellas. Hemos observado también un aumento del estrés debido a las consecuencias que ha provocado la incertidumbre que ha imperado durante la pandemia, y que afectó a la realización de las prácticas o de los exámenes. Todo ello ha propiciado que muchos alumnos se hayan desmotivado y, de alguna forma, descolgado de sus estudios”, expone Chust. 

Un año y medio después del inicio de la crisis sanitaria mundial, el experto de la UCV asegura que, “como toda la comunidad universitaria y, en general, educativa”, los servicios de orientación se han tenido que adaptar a las circunstancias: “Aunque ya el curso pasado la presencialidad de nuestras acciones fue muy alta, el cambio más significativo ha sido la realización de muchas de nuestras acciones a través de medios online. El trabajo se intensificó y atendimos a más de 1.500 alumnos. Por suerte, la UCV este curso entra en un periodo de presencialidad completa”. 

“La presencialidad completa ayudará a que los estudiantes lleven mejor la situación. De todos modos, siempre habrá algunos a los que les sigan afectando las consecuencias de la pandemia. Para ellos no hay un consejo universal, una receta que sirva para todos. En estas cosas dos más dos no siempre son cuatro; lo que a un alumno le puede ayudar, a otro quizás no le sirva. Mi consejo es que, si siguen experimentando dificultades, pidan ayuda a su servicio de orientación”, remarca.  

De dejar dos veces el grado de Enfermería a acabar con el segundo mejor expediente 

Con el fin de poner en valor la tarea que realizan los psicólogos y pedagogos que forman parte de este servicio, el coordinador del mismo, Pablo Chust, alude a la experiencia de una alumna que se acercó al gabinete de Orientación en busca de consejo: “Era una estudiante de primero. Nos contó que antes de llegar a la UCV había empezado Enfermería en dos universidades distintas. En ambas se había visto obligada a abandonar la carrera en primer curso porque se veía superada por la ansiedad que le provocaban los exámenes. Trabajamos mucho con ella distintos aspectos, desde lo psicológico a lo pedagógico; finalmente, logró terminar la carrera con el segundo mejor expediente de su promoción”. 

“Muchos jóvenes piensan que pedir ayuda a un psicólogo o a un pedagogo es de locos o de débiles. Pero la verdadera locura o la verdadera debilidad es tener una dificultad, no saber cómo solucionarla, y no pedir ayuda. Hay estudiantes que acuden al servicio simplemente para analizar con nosotros si van bien preparados para lograr sus objetivos académicos o si, por el contrario, deben cambiar algunos hábitos, comportamientos o formas de estudiar”, lamenta el experto de la UCV. 

El coordinador del Servicio de Orientación de la UCV tiene claro cuál debe ser el primer consejo a un estudiante que comienza su carrera universitaria: “No debe confiarse, que el nivel de fracaso académico en primer curso de Grado es bastante alto”.  

“El nuevo alumno debe comprender que la metodología docente y el tipo de evaluación en la universidad son diferentes; se sigue una tipología educativa que navega hacia una mayor exigencia de autonomía por parte del alumno y hacia una carga de trabajo también mayor que en niveles anteriores. En el caso de los estudiantes provenientes de Bachillerato, se pasa de un enfoque evaluativo basado fundamentalmente en contenidos a uno basado en competencias”, aduce.

Además, Chust resalta la diferencia entre el ambiente de colegios e institutos frente al universitario: “Son clases con un mayor número de alumnos, lo que puede generar un ambiente más impersonal para el recién llegado de la etapa escolar. Se trata de un lugar nuevo dónde no le conocen ni conoce a nadie. Todos estos cambios exigen un proceso de adaptación, tanto académica, como social y personal, y ahí es donde nosotros damos nuestro apoyo”. 

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