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Habemus Tripartito entre PSPV, Compromís y Podemos pero con excesivo postureo

Habemus Tripartito entre PSPV, Compromís y Podemos pero con excesivo postureo
  • Oltra logra que Puig firme un acuerdo sin despejarse el famoso ‘quién’ de la Generalitat

  • La excesiva desconfianza durante la negociación aboca a un posible reparto de consellerias más que a un gobierno fuerte

Han sobrado postureo, desconfianza y egos. Han hecho falta 18 días para plasmar negro sobre blanco lo que la noche del domingo electoral, el 24 de mayo, era un secreto a voces: un tripartito relevará al Partido Popular después de 20 años al frente del Consell, desde aquel 1995

La posición de fuerza exhibida por Mónica Oltra (Compromís, 19 escaños) desde el primer día, sumando los 13 diputados de Podemos, ha hartado a la dirección de Blanquerías y ha convertido el pacto, en ocasiones, en un circo de dimes y diretes y trato vejatorio, retransmitido por las partes.

Pero como era previsible, Oltra se ha salido con la suya, ante un Puig que se ha doblegado más de lo que hoy mismo admite, obligado por el peor resultado de la historia de los socialistas valencianos (23 frente a los 33 que forzaron la salida de su antecesor, Jorge Alarte).

La presión de las bases y de los llamados círculos de la izquierda hacían insostenibles las reticencias de un Ximo Puig que llegó a romper los encuentros, ante la intransigencia de sus dos socios: uno principal, Oltra, que asumió la voz de un mudo, Antonio Montiel (Podemos).

A Puig no le quedaba otra que aceptar la salida natural, con una posición débil al frente del futuro gobierno autonómico, en el que también se desplegará la sombra de Pablo Iglesias, valedor de Oltra en las mesas de negociación. Somos 32, repetía una y otra vez la lideresa nacionalista, con permiso de Podemos. Recordar que ya rompió otro pacto, el del embrionario Compromís, en 2007, con expulsión incluida de su partido, EU.

Los negociadores del previsible futuro president del Consell abrieron, incluso, la puerta de emergencia, la del ‘sí’ de Ciudadanos y la abstención del PP. Más pose que realidad. Un gesto que ha venido bien, también, a los de Albert Rivera. Han podido hacer valer sus 13 diputados, presentándose como un partido bisagra dispuesto a facilitar la gobernabilidad, por respeto al ordenamiento institucional. Recargando credibilidad para las generales.

Porque en clave de generales hay que entender, también, la opción de un Ximo Puig que deberá armarse de paciencia para poner orden en un pacto, que según fuentes de Blanquerías, recuerda más a un Tinell 2, es decir, a un reparto de consellerias que a un gobierno firme y fuerte que vaya a una.

Y ahora queda por dilucidar la pieza más complicada del puzzle. El famoso ‘quién’ acuñado por los propios partidos. Oltra vuelve a tomar delantera: ha cedido la presidencia de les Corts a un socialista, sacrificando a su compañero de fatigas, Enric Morera, llamado a ocuparla incluso antes de las elecciones. ¿Lo ha hecho a cambio de la otra presidencia, la de la Generalitat? Al menos lo intentará, se admite. Por mucho que de ninguna manera lo vayan a aceptar ni Ximo Puig ni los suyos: “No votaremos ningún gobierno bajo una presidencia diferente a la de Ximo Puig”.

En este punto es donde Oltra debe medir sus fuerzas para no pasarse de frenada, ayudada por su incuestionable inteligencia política y habilidad para encontrar los puntos débiles de los demás. Si lo hiciera con una candidatura alternativa a la socialista, se podría reabrir la puerta de Ciudadanos y el PP. No parece probable. Oltra será una vicepresidenta en cap con una presencia llamada a eclipsar a la de su jefe de gabinete, Ximo Puig. Lo veremos. No sabemos hasta cuándo.

P.D.: Por cierto, en la mesa de la firma del Pacto del Botánico, Oltra en el centro. ¿Premonitorio?

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