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“Pase Doctor, mi hijo necesita una sonrisa”

“Pase Doctor, mi hijo necesita una sonrisa”
  • Los pequeños ingresados en el Hospital Francesc de Borja de Gandia van a recibir el motor anímico del ‘Doctor Sonrisa’ gracias a la Fundación Theodora y a la colaboración de los padres y madres

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“Pase Doctor, mi hijo necesita una sonrisa” - (foto 2)
“Pase Doctor, mi hijo necesita una sonrisa” - (foto 3)

Los niños y niñas ingresados en los hospitales son una de esas partes que más humanizan a los adultos. Los pequeños, más allá de sus dificultades médicas, nunca pierden ese espíritu que les hace sonreír, jugar e incluso divertirse gracias a la inocencia de la corta edad.

Esto, en ocasiones, necesita una ayuda extra para los más pequeños. Al verse encerrados en su habitación día tras día, la dificultad de entender su situación se complica. Más incluso con las consecuencias que ha dejado la pandemia del COVID-19, que limita y restringe mucho más los contactos sociales, visitas y factores externos al centro hospitalario.

En el caso concreto del Hospital Francesc de Borja de Gandia, la planta infantil es especial. Es un sector diferente y con un carácter particular. Esto se explica en las iniciativas que promueven para facilitar la estancia a los niños.

Cuando las sonrisas cuestan de salir en el rostro de un pequeño, los pensamientos de los adultos reaccionan de inmediato. Es por esto por lo que desde el hospital de Gandia los pequeños ingresados tienen un aliciente más para sonreír. Con tan solo una llamada o un mensaje de sus padres, van a poder recibir la visita telemática de un “Doctor Sonrisa”. Para entenderlo mejor, la colaboración del centro hospitalario con la Fundación Theodora, ha permitido a los padres y madres que vean a sus hijos con dificultades anímicas y quieran darle un pequeño subidón, ponerse en contacto con la asociación para la magia, los juegos, la música, el humor y, sobre todo, las sonrisas, inunden la pantalla de su móvil mientras el pequeño interactúa.

Para no poner en un riesgo mayor y entrar físicamente en las habitaciones de los niños ingresados, el “Doctor Sonrisa” llega a través de la pantalla para hacer olvidar por un tiempo dónde se encuentra. Una conversación divertida y la sorpresa de ver a este doctor tan peculiar hablando con el pequeño enfermo, es motivo más que suficiente para ver alguna que otra lágrima de felicidad en los adultos y, lo más importante, observar cómo el pequeño disfruta a pesar de las adversidades.

Sin llamar a la puerta, pero entrando a través de las nuevas tecnologías actuales que, por cierto, seguro que alguno de los pequeños ingresados controla incluso más que sus padres.

De una manera totalmente personalizada, el “Doctor Sonrisa” que viene para alegrar al niño o niña es alguien con al menos cuatro años de experiencia profesional escénica y con formación psico-sanitaria.

El afán de humanizar las estancias del Hospital Francesc de Borja ayuda a conciliar una situación médica difícil para los pequeños y para los adultos, que ven al personal sanitario centrado tanto en sus tratamientos médicos como en garantizar que la sonrisa inocente propia de la edad no se borre de sus rostros.

Tanto es así que una de las enfermeras del hospital gandiense ha querido detallar en exclusiva a elperiodic.com que “todo lo que hagamos es poco por conseguir la sonrisa de los pacientes más pequeños”.

La enfermera, que muestra una gran sensibilidad por los enfermos de menor edad y que sufren un ingreso hospitalario, explica que, “aunque nos parezca algo superficial, mantener a los niños y niñas con un buen ánimo a pesar de sus circunstancias es algo realmente importante, ya que esto también ayuda a la parte médica y a su mejoría”.

“La sonrisa que vemos en ellos nos da energía a nosotros, a los mayores, a los profesionales, así que no podemos permitir que la pierdan bajo ningún concepto, por lo que la llegada al hospital del Doctor Sonrisa es un mecanismo muy bueno para los momentos de debilidad que puedan tener, ya que es el empujón que necesitan tanto por la sorpresa que les da como por el motivo de alegría que les va a suponer después contárnoslo a nosotras las enfermeras, a los médicos o a sus familiares”, continúa detallando la enfermera a este digital.

La profesional sanitaria considera que “el factor emocional es, en muchas ocasiones, casi tan importante como el médico, por lo que esto ocurre todavía más en los pacientes más pequeños porque es complicado hacerles entender que deben estar metidos en su habitación y no poder salir ni recibir visitas de sus amigos o familiares”.

La implicación de todo el hospital de Gandia, de su personal sanitario al completo, de la Fundación Theodora y de los padres y madres con hijos e hijas ingresados, va a hacer que el “Doctor Sonrisa” llegue para quedarse y sea uno de los motivos para que todos salgan adelante y cuenten su experiencia en el hospital con una sonrisa en la cara y un ánimo ejemplarizante para la corta edad que tienen.

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