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Embarazada en verano, ¿cómo te puede afectar el calor?

Embarazada en verano, ¿cómo te puede afectar el calor?

    El embarazo constituye una de las fases más importantes en la vida de una mujer. Son nueve meses de gestación de un bebé que implican, en la mamá, una serie de cambios emocionales y físicos que se ven alterados de forma desigual en función de la época del año. En ese sentido, los meses entre junio y septiembre, los más calurosos, son aquellos que suponen una mayor alteración. La preparación para esta fase del embarazo requiere de muchos detalles, como la búsqueda de la ropa premama para el verano o la ingesta de los nutrientes adecuados que contrarresten las altas temperaturas y el riesgo de deshidratación. 

    Una de las principales consecuencias del verano en una mujer embarazada se aprecia en un aumento de la temperatura corporal y esto se traduce en problemas circulatorios, golpes de calor o una sensación de falta de hidratación que puede llegar en cualquier momento. Esta situación se produce porque hay un desequilibrio del 2 o 3 por ciento de agua en el cuerpo y esto puede tener consecuencias graves como trombosis, infecciones, estreñimiento o contracciones. Si estás embarazada y notas sensaciones como el agotamiento, el hinchazón o los calambres; entonces tu cuerpo puede estar experimentando una fase de deshidratación.  Es una situación natural, fruto de la gestación y del hecho de que en el exterior se alcanzan temperaturas por encima de los 30 grados, consecuencia del inicio del verano. En cualquier caso, el riesgo y las posibles consecuencias existen; así que merece la pena tomar medidas para prevenir. El consumo continuo de líquidos es importante, principalmente agua; mientras que hay que tener en cuenta la alimentación y evitar ciertos alimentos como la carne o el pescado crudos y los embutidos. Si la mala sensación se prolonga o aumenta en gravedad, hay que acudir al médico. 

    Manchas e hinchazones

    El verano en una mujer en estado también puede tener relación con la aparición de manchas en la piel o el desarrollo de estrías. Esto se produce debido a diferentes cambios hormonales que se muestran mediante la pigmentación de la piel. La aparición de melasmas es habitual entre las embarazadas, incluso podría prolongarse después del parto. Son manchas que suelen tener un color marrón y que pueden aparecer en distintas partes del cuerpo, incluida la cara. La excesiva exposición al sol es una de las causas, así que la búsqueda de la vitamina D debe realizarse con cautela. 

    Otra consecuencia de las altas temperaturas es la aparición de edemas en las mujeres embarazadas. Se trata de inflamaciones de las piernas y los tobillos; y que suelen aparecer a partir del sexto mes si la mujer está expuesta a un calor intenso. Forma parte de la normalidad, pero un hinchazón excesivo o molestias deben conllevar la visita a un especialista que ofrece los servicios adecuados.

    Consejos

    Además de una correcta hidratación y el consumo de una dieta adecuada; hay otras acciones que ayudan a llevar mejor el embarazo en verano. El calor está presente en todos los rincones, así que hay que evitar los baños con agua muy caliente. También se recomienda el uso de ropa ligera que facilite la transpiración y aporte comodidad; sin olvidar la práctica moderada de ejercicio físico que no altere al bebé. Éste debe ser realizado en los momentos más frescos del día.

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