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La Fundación Ramón Areces subvenciona una investigación de la UMH sobre neurotoxicidad de nanomateriales

La Fundación Ramón Areces subvenciona una investigación de la UMH sobre neurotoxicidad de nanomateriales

    El profesor del Área de Toxicología e investigador del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Miguel Ángel Sogorb Sánchez ha recibido una subvención de la Fundación Areces, dotada con 106.500 euros, por su estudio sobre neurotoxicidad de nanomateriales con aplicaciones biotecnológicas. En esta investigación colaboran, también, los investigadores de la UMH Eugenio Vilanova, Jorge Estévez y Eva del Río. El proyecto fue seleccionado por la Fundación Ramón Areces dentro de su última convocatoria competitiva bienal para promocionar la investigación científica española.

    Según los participantes en este estudio, los nanomateriales son aquellos que tienen un tamaño inferior a 0.00001 cm. Este reducido tamaño les confiere propiedades especiales con potenciales aplicaciones en numerosos campos como la biomedicina, la cosmética, etc. Pero este tamaño hace, también, que su toxicidad no pueda ser inferida de las propiedades de sus componentes. Es decir, que la toxicidad de una suspensión de nanopartículas de, por ejemplo, plata no tiene por qué ser la misma que la de una disolución de este mismo metal. El reducido tamaño de los nanomateriales, también, hace que los métodos convencionales de ensayos para el estudio de toxicidad de compuestos químicos puedan no ser apropiados y, por lo tanto, sea necesario desarrollar nuevos procedimientos y estrategias para estudiar la peligrosidad de estos nanomateriales a fin de garantizar la seguridad antes de ser implementados en cualquier aplicación biotecnológica.

    Una potencial aplicación biomédica de los nanomateriales es, por ejemplo, como agente transportador de fármacos. Es decir, que sería teóricamente posible cargar una nanopartícula con un fármaco anticancerígeno y dirigir esta nanopartícula directamente hasta la lesión cancerígena para liberar el fármaco directamente en las células malignas, por lo que afectaría mínimamente a otro tipo de células sanas. Esta aplicación ya ha sido probada a nivel de laboratorio pero, antes de poder transferirla al tratamiento de humanos, es necesario asegurar que la nanopartícula portadora del fármaco anticancerígeno, además de actuar en el sitio que se desee, no resulta tóxica para otro tipo de células del organismo.

    El proyecto de investigación estudiará la neurotoxicidad de diversos nanomateriales con potenciales aplicaciones biotecnológicas, a través de la utilización de cultivos de una línea celular de glioblastoma humano. Se eligieron células de glía humana por tratarse de las células que reciben el primer impacto de sustancias extrañas que acceden al sistema nervioso. Se tiene la intención de, además de estudiar la neurotoxicidad per se, desarrollar una metodología extrapolable para el estudio también de la nanotoxicidad en otras células, tejidos y sistemas como hígado, riñón, corazón, embrión en desarrollo y otros.

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