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La eliminación del uso de la mascarilla podría generar ansiedad social a algunas personas

La eliminación del uso de la mascarilla podría generar ansiedad social a algunas personas
  • Para algunas personas, la mascarilla les ha dado seguridad y protección para relacionarse

Ponerse la mascarilla nada más salir de casa o volver porque se nos ha olvidado cogerla y nos damos cuenta al ver que la gente nos mira mal por la calle. Quitárnosla en los parques cuando no hay nadie alrededor y también “cocernos a fuego lento” en la playa con ella puesta en pleno mes de agosto.

Estas han sido algunas de las situaciones que nos han acompañado en los últimos dos años, de la mano de la pandemia, por no hablar de las marcas que nos han dejado esta máscara quirúrgica después de horas y horas con ella puesta en el trabajo. Pero las marcas no sólo son exteriores, como suele suceder, y, mientras que muchos, la mayoría, están encantados con despedirse de las mascarillas, otros sienten cierto recelo ante esta nueva medida.

Según la psicóloga Pilar Conde, lo que padecen estas personas va de la timidez a la ansiedad social. La mascarilla, explica, nos ha protegido no sólo del virus, sino también de las miradas ajenas, del escrutinio del otro y ha sido, en este punto, de gran ayuda para algunas personas.

Son quienes sienten más temor del habitual a ser evaluados; se sienten inseguros ante lo que el resto pueda pensar de ellos. Por este motivo, tienen dificultades para realizar ciertas interacciones sociales, como hablar en público o relacionarse en lugares concurridos.

Los jóvenes y adolescentes son otro grupo a quienes puede costar quitarse la mascarilla, añade la directora técnica de Clínicas Origen: ”es un momento de autoconomiento y autoestima, donde las habilidades sociales y la comunicación juegan un papel importante, por lo que el retirar la mascarilla y exponerse al completo en estas interacciones, puede también generar cierto malestar”.

El físico juega aquí también un papel importante, ya que los adolescentes están en pleno proceso de cambio y, de pronto, si no han mostrado su rostro en su grupo ni en redes sociales, van a verse forzados a hacerlo. Dos años es mucho tiempo a estas edades y puede que sientan desde recelo a hacerlo hasta miedo por como pueda percibirles el resto.

No obstante, tranquiliza la experta, unos y otros se irán liberando del malestar sin mayor problema y serán sólo una minoría quienes precisen de ayuda psicológica para superarlo.

¿Qué se debe hacer para adaptarse al cambio en estos primeros días, semanas? 

Ser objetivos respecto a los niveles de contagio, utilizar fuentes fiables de información.

Evitar buscar noticias puntuales, que validen el miedo intenso a enfermar de covid.

Quitarse la mascarilla de manera progresiva, tanto en tiempo, como en los lugares. Empezar de los lugares en los que se sientan más seguros, y desde ahí ir escalando.

Actuar igual en relación a la interacción social. Comenzar por enfrentarse, primero, a pequeños grupos con los que nos sintamos cómodos e ir avanzando de formar progresiva.

Darse tiempo entre un paso y otro, para aprender que quitándose la mascarilla no ocurre nada grave. Cuando se sientan cómodos en el nuevo espacio conquistado, pasar al siguiente.

En cuanto a los más pequeños, que han sorprendido en todo el mundo por su manera ejemplar a la hora de adaptarse a las situaciones derivadas del covid, la recomendación de Pilar Conde para padres y educadores es seguir en la misma línea: explicarles el nuevo contexto. Es decir, por qué ahora ya no deben llevarla en los espacios interiores y cómo deben actuar en las excepciones a la norma, como el transporte público y los lugares relacionados con la salud.

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