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El Hospital de Elda pone en marcha la consulta de Enfermería nefrológica para retrasar la enfermedad renal

  • La enfermera realiza el seguimiento de la enfermedad, incidiendo en la educación para el autocuidado y en la toma de decisión del tipo de tratamiento

  • En la consulta se valora a la persona con un enfoque integral: psicológico, social y físico

El Servicio de Nefrología del Hospital de Elda ha puesto en marcha la consulta de Enfermería nefrológica con el objetivo de informar y educar a los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada para retrasar al máximo la progresión de la patología.

A través de esta consulta, la enfermera realiza un seguimiento que permite controlar la evolución de la enfermedad renal, atendiendo adecuadamente al usuario en esta etapa de la enfermedad crónica avanzada en la que es fundamental la educación en el autocuidado, la educación sanitaria, la información básica sobre el tratamiento y el proceso de toma de decisión del tipo de tratamiento.

Los pacientes acuden periódicamente a la consulta de Enfermería, donde se valora a la persona con un enfoque integral: psicológico, social y físico. Asimismo, se incluyen aspectos de vital importancia como el estilo de vida, los hábitos y la conformación del grupo familiar, que aportan elementos importantes para preparar un plan de acción en prevención.

Con la incorporación de esta nueva prestación, el Servicio de Nefrología ha cambiado el modelo de atención, pasando de lo meramente asistencial a la promoción y prevención de la salud, donde la educación está incorporada a la atención en salud y el paciente debe participar responsablemente en su autocuidado.

Según explica Mercedes Box, supervisora del Servicio de Nefrología, “actualmente la Unidad dispone de dos enfermeras de lunes a sábado dedicadas a esta consulta y a la diálisis peritoneal. El objetivo es dar cobertura a todos los pacientes en prediálisis que están siendo vistos por el nefrólogo, lo que supone asistir en esta consulta a alrededor de 100 usuarios”.

La consulta de Enfermería es válida en todas las etapas de la nefroprevención, aunque en cada nivel está planteada de una manera. En el primero está principalmente enfocada hacia el abordaje de los factores de riesgo, como son la hipertensión arterial, dislipemias, sobrepeso, tabaquismo, reducción de ingesta excesiva de alcohol o sedentarismo. Mercedes Box subraya que “esto se debe realizar con un enfoque familiar, puesto que se reproducen los estilos de vida y los hábitos en las mismas”.

Por su parte, en el segundo y tercer nivel, la consulta está dirigida a la población con diagnóstico de enfermedad renal crónica, en los distintos estadios donde se apoyará el paciente en el manejo de las complicaciones de la enfermedad y en la prevención de secuelas y complicaciones agudas o crónicas. En esta fase la enfermera orienta al paciente en la elección de la técnica dialítica más apropiada y le ayuda a lograr un inicio lo menos traumático posible en la diálisis, ya sea hemo o peritoneal, reduciendo su ansiedad.

La supervisora del Servicio subraya que “la creación de un plan de atención refuerza la capacidad de autocuidado y permite al usuario vivir con su enfermedad de la forma más saludable posible y cumplir con el tratamiento higiénico, dietético y farmacológico”.

Los objetivos son establecer un plan de acción individualizado acorde a las necesidades, intereses y problemas identificados; fomentar hábitos y estilos de vida saludables, optimizando la calidad de vida del paciente en periodo prediálisis; disminuir la co-morbilidad; coordinar la asistencia y proporcionar continuidad a los tratamientos instaurados; establecer un vínculo enfermero-paciente-familia basado en el conocimiento y confianza mutua que facilite los procesos educativos; identificar al cuidador principal; involucrar a la familia en el proceso de la enfermedad, que por ser una enfermedad crónica implica deterioro no sólo físico sino también familiar; establecer líneas de investigación para evaluar los resultados de los distintos planes de acción; valorar al paciente y fomentar el autocuidado y su autonomía; informar sobre diferentes posibilidades de tratamiento y apoyar al paciente en su decisión; coordinar la planificación del acceso vascular y el catéter peritoneal; y programar la entrada en técnica sustitutiva elegida, evitando complicaciones y uso de accesos temporales, reduciendo la hospitalización y la mortalidad, y mejorando la eficiencia de los recursos sanitarios.

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