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El X-Tutatis de Gandia vence en la regata de Cullera marcada por el fuerte viento

El X-Tutatis de Gandia vence en la regata de Cullera marcada por el fuerte viento
  • La plata fue para el Barbablu de Carlos Pavía y el bronce se lo llevó el Slainte-Visit Cullera de los hermanos Grau

El velero X-Tutatis, capitaneado por Luis Esperanza y perteneciente al Real Club Náutico de Gandia, se proclamó vencedor del XII Trofeo Torre del Marenyet que se celebró el pasado sábado en aguas de Cullera. El podium lo completaron dos embarcaciones del Club Náutico de Cullera: el Barbablu de Carlos Pavía y el Slainte-Visit Cullera de los hermanos Alejandro y Marcos Grau.

En cuanto a la clasificación por categorías, en la clase 1 venció Lasalada. En la clase 2 ganó el X-Tutatis, seguido del Tourane y el Escualo II. Mientras que, en la clase 3 el primero fue el Barbablu y el segundo el Slainte-Visit Cullera.

La jornada estuvo marcada por el fuerte viento procedente del oeste y que llegó en algunos momentos a alcanzar los 28 nudos, lo que también provocó que algunas embarcaciones decidieran no participar en la regata y, además, la organización optó por acortar la prueba para que no se prolongase mucho.

Pero para la tripulación ganadora “Fue una regata entretenida”, cuenta Esperanza, que navegó con otros tres tripulantes, dos de los cuales eran jóvenes pertenecientes a la Escuela de Vela de Gandía.

Intenso viento

Barbablu encabezó la salida en tiempo real, seguido del Slainte-Visit Cullera. Pero ninguna de las dos embarcaciones locales consiguió sacarle suficiente tiempo de diferencia al X-Tutatis que, aunque fue tercero en tiempo real, ganó la regata. Hay que recordar que en las regatas se aplica un sistema de tiempos compensados denominado rating. Como cada barco tiene unas velas y un tamaño diferente, con el rating se pretende igualar las condiciones de todos.

En la primera parte de la prueba la flota iba de empopada (impulsados por el viento) y el X-Tutatis tomó rumbo directo con las velas en “oreja de burro” (es decir, la mayor a un lado y la vela de proa a otro). La segunda parte fue un poco más dura porque los barcos iban de ceñida (con el viento casi en contra) y, por tanto, los veleros fueron muy escorados. La última parte volvió a ser más tranquila al ir de través.

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