Cullera recupera la fuente-farola de la plaza de la Llibertat
La plaza de la Llibertat luce una nueva imagen. La concejalía de Servicios Exteriores del Ayuntamiento de Cullera ha procedido a darle un lavado de cara en el último mes y ha recuperado la fuente-farola que, tras la eliminación de la estatuta de la Libertad, se había emplazado en esta zona del casco antiguo de Cullera a principios de este milenio.
El consistorio la ha erigido en una parte antes ocupada por contenedores y un panel publicitario. Las bolsas de basura se acumulaban en esta esquina, muy visible ya que además de ubicarse en una de las dos únicas salidas para el tráfico rodado es la entrada desde las calles del Mar y del Vall, un punto por el cual transitan muchos peatones y que sirve de nexo entre los barrios marítimos y la Vila.
«Ese rincón quedaba indecente y transmitía la sensación de suciedad. Afeaba la plaza y con esta medida correctora ahora ha quedado aseada», ha explicado el concejal del área, Salva Tortajada, quien remarca que muchos vecinos habían solicitado esta mejora, anunciada en la última asamblea ciudadana y que resultó del agrado de los participantes.
La fuente-farola es de hierro colado y durante más de una década se había pudrido en un rincón del cementerio. Los servicios de Pintura municipales han procedido a su restaurado, recuperando su esplendor. «Han hecho un trabajo extraordinario», les ha felicitado Tortajada.
De estilo alfonsino, tiene una base circular sobre la que se alza una estructura en forma de copa con cuatro grifos que vierten el agua sobre cuatro sendas pilas circulares; sobre esta copa se levanta una columna rematada por cuatro farolas. Contiene detalles en dorado como el escudo de la ciudad. Muchos son los curiosos que estos días se han quedado sorprendidos al ver la fuente lucir de nuevo, ahora en un lugar en el que no entorpece la circulación.
Retirada de bolardos esférides
Otra de las actuaciones en la también conocida como plaça Taüt ha sido la retirada de los bolardos esférides que tras la reurbanización de la misma se habían emplazado para evitar que los coches se subieran a las aceras. Estos elementos del mobiliario urbano habían causado más de una incidencia a los conductores por su escasa visibilidad.
Tortajada señala que no cumplen el Código de la Edificación, que estipula que han de estar a 70 cm de altura para ser visibles. «Muchos coches no los veían y chocaban contra ellos mientras estacionaban o al abrir las puertas. Alguno incluso ha llegado a subirse encima», indica. «Por ello hemos optado por retirarlos y sustituirlos por otros en forma de cilindro», añade.
La idea es que todos los bolardos esférides, que son de fundición, desaparezcan de las calles de Cullera. Por ahora, se ha procedido a su retirada en la plaza Taüt, en la de la Verge y en Pati de l'Església. Todavía quedan algunos y progresivamente los Servicios Exteriores los retirarán para que en unos meses todas las calles estén 'liberadas' de este molesto elemento del mobiliario urbano.
Por último, la actuación en la plaza también ha contemplado la eliminación de las rampas de los pasos de peatones para facilitar la accesibilidad a personas con movilidad reducida, mejoras incluidas en el plan municipal de supresión de barreras arquitectónicas.
