Cullera eliminará el 40 % de las barreras arquitectónicas en un plazo de tres años
El Ayuntamiento de Cullera prevé acabar con el 40 % de las barreras arquitectónicas del municipio en un plazo de tres años. Es el principal objetivo del plan de accesibilidad en el que ya trabaja el consistorio para convertir la ciudad en un espacio en el que las personas con movilidad reducida puedan desplazarse con total autonomía.
Hasta el momento, la concejalía de Servicios Exteriores ha convertido en accesibles 30 calles, explica el concejal delegado del área, Salva Tortajada. «Las actuaciones se han intensificado desde que llegamos al gobierno porque convertir Cullera en una ciudad libre de barreras arquitectónicas es una de nuestras prioridades», ha afirmado el edil.
Las primeras obras se han centrado en demandas vecinales históricas. «Hemos querido eliminar aquellos puntos negros más clamorosos donde la movilidad era incluso difícil para las madres con carritos», señala Tortajada.
Concretamente, se han instalado pasos rebajados en las aceras empleándose baldosa tipo botón para su diferenciación del resto del pavimento con unas pendientes máximas del 6 % y con instalaciones de bordillo final a cota cero.
Los trabajos los han realizado los propios operarios municipales con el apoyo de empleados de la Bolsa Social de Empleo. La inversión realizada se ha efectuado exclusivamente con recursos propios.
Las zonas donde ahora es más fácil transitar para ancianos o personas que necesitan silla de ruedas u otro tipo de apoyo para desplazarse se extienden por todo el núcleo urbano. Actualmente se está trabajando en una barrera en la calle Cervantes pero también se han creado nuevos accesos en la avenida del Port, la avenida de la Guardia Civil, en la avda. Agustín Olivert, en el entorno del supermercado Eroski, en la Rambla Sant Isidre, en la calle del Riu, en el passeig Doctor Alemany o en las inmediaciones del CAES Sant Agustí.
Falta de mantenimiento
En la avenida de Castelló ya se han repasado y puesto a punto todas las bajadas a la playa y las propias rampas que dan acceso al paseo marítimo. Además, se han adecuado tramos en la diagonal del País Valencià y avenida del Racó, que aunque ya eran accesibles la falta de mantenimiento los había reconvertido en una barrera.
Paralelamente, se han instalado barandillas de apoyo y protección en diversas zonas, entre ellas en el barrio del Pou, el antiguo barrio árabe escarpado en la falda de la montaña cuyo entramado urbano —calles empinadas y con escaleras— lo convierten en una área donde las soluciones a la accesibilidad no siempre son posibles.
