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Científicos del CIPF colaboran en el descubrimiento de un nuevo mecanismo de difusión de los tumores

  • El hallazgo supone un paso más en las técnicas de lucha contra el cáncer

  • Unas “microvesículas” serían las responsables de la metástasis o expansión de los tumores primarios hacia la creación de otros secundarios

El Laboratorio de Morfología Celular ubicado en el Centro de Investigación Príncipe Felipe y puesto en marcha de forma conjunta entre el CIPF-UVEG ha participado en un importante avance respecto a la investigación sobre el cáncer.

El estudio, publicado en la revista Cancer Research, se ha realizado en cáncer colorrectal y demuestra que existe un nuevo mecanismo de difusión de tumores primarios a través de “microvesículas”, unas micropartículas membranosas capaces de infectar a células madre difundiendo mutaciones y transmitiendo órdenes de proliferación, transformándolas en tumores secundarios.

Estas microvesículas, conocidas también como “exosomas”, se encuentran en la sangre, y se desprenden en forma de secreción capaz de desplazarse por el organismo. En anteriores estudios se habían encontrado proteínas y algunos mensajeros (RNAm), pero nunca DNA; por lo que se abría la posibilidad de que las microvesículas fueran las responsables de la conocida “metástasis” como vía de dispersión del tumor.

En el estudio han colaborado distintos grupos de investigación del CIPF-UVEG, del Servicio de Cirugía General del Hospital Universitario La Paz de Madrid, del Hospital General Universitario de Albacete, y científicos de Génova. La investigación clínica ha estado dirigida por el Dr. Damián García-Olmo, jefe del Servicio de Cirugía General del Hospital La Paz, mientras el Dr. José Manuel García-Verdugo, responsable del Laboratorio de Morfología Celular del CIPF-UVEG, ha estado al frente de la investigación morfológica básica.

Un estudio pionero

José Manuel García-Verdugo, responsable del Laboratorio de Morfología Celular del CIPF y uno de los autores del trabajo, afirma que “este hallazgo podría hacer variar las técnicas de detección o de lucha contra la enfermedad”.

Los estudios puestos en marcha hasta el momento afirmaban que las metástasis ocurrían porque las células tumorales migraban hacia otras partes del cuerpo. Sin embargo, no se ha podido constatar que efectivamente estas células migren de un lado a otro del organismo en todos los casos.

Motivados por el afán de encontrar un mecanismo alternativo que explicase la difusión de los tumores primarios hacia tumores secundarios, los investigadores diseñaron una serie de experimentos. En ellos, se empleó un filtro de laboratorio conocido como “transwell”, (que no permite el paso de estructuras de un tamaño superiores a 0,4 micras, y por lo tanto para ninguna célula completa), colocado entre un depósito de plasma de pacientes con tumores colorrectales ubicado en la parte superior, y otro depósito situado en la parte inferior que contenía células susceptibles de ser infectadas.

Transcurrido un tiempo, los investigadores comprobaron que las células del depósito situado en la parte inferior habían adquirido la mutación de los pacientes. La existencia de microvesículas en el filtro o transwell, observadas a través del microscopio electrónico del CIPF, permitió demostrar que estas partículas habían “viajado” desde el plasma a través del filtro, y habían infectado a las células, convirtiéndolas en tumorales.

La posterior inyección en ratones de estas células infectadas dio lugar a un tumor con la misma mutación que el tumor de los pacientes de cáncer colorrectal que prestaron su plasma para el estudio.

“Al repetir este experimento en los controles con plasma de personas sanas, comprobamos que las células de la parte inferior no se transformaban en tumorales”, señala García-Verdugo.

Un nuevo enfoque en la lucha contra el cáncer

Tras este trabajo que confirma la hipótesis de dispersión de los tumores “vía microvesículas”, la lucha contra el cáncer no puede centrarse sólo en bloquear las células tumorales para que no migren -la clásica metástasis-; sino también en identificar estas microvesículas y bloquearlas para que no alcancen su “destino”.

Según García-Verdugo estas microvesículas “se comportan como ‘cargas de profundidad’ o ‘torpedos’ cuyas dianas son células madre con capacidad proliferativa; y si estas células madre reciben las señales para entrar en proliferación con material genético mutado, esta combinación de factores podría estar en el origen de los focos secundarios”.

Además, García-Verdugo apunta que esta forma de difusión a través de microvesículas “podría estar también en la base de la explicación a otras enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o enfermedades priónicas, que se extienden por el organismo, y de las cuales todavía se desconocen las causas de su propagación”.

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