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El CECOVA pide que los enfermeros pasen a tener consideración laboral A1 para acceder a puestos directivos como cualquier grado universitario de 4 años

  • Paradójicamente la Administración permite a enfermeros desempeñar puestos de director o gerente, pero sólo en funciones, porque cuando se convoca la plaza se impide a los profesionales de Enfermería ocuparla

Ante el agravio comparativo que sufren las/os profesionales de Enfermería que siguen manteniendo la consideración de A2 a pesar de poseer un grado universitario de cuatro años, el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA) se suma a la campaña nacional que recoge apoyos para que las/os enfermeras/os pasan al grupo laboral A1 y obtengan la consideración laboral acorde a su nivel de formación.

Desde el CECOVA se recuerda que las/os enfermeras/os sólo pueden acceder al grupo laboral A2 en la Administración Pública, y no al A1, al que están adscritos profesionales con una titulación idéntica. Enfermería es un grado universitario de cuatro años, con 240 créditos de formación, lo mismo que otras carreras como Derecho, Psicología, Economía o Periodismo. No en vano, mientras que un economista, un abogado, un físico o un psicólogo pueden ser gerentes de un hospital, una enfermera tiene vetado ese puesto, pese a estar preparada para ocupar el cargo, tener competencias en gestión y tener un título universitario absolutamente equiparable a todos grados universitarios.

Las implicaciones de este perjuicio inciden directamente sobre el desarrollo profesional y el salario que reciben las enfermeras. De hecho, les impiden, por ejemplo, acceder a determinados puestos dentro del ámbito sanitario. Paradójicamente la Administración permite a enfermeras/os desempeñar puestos de director o gerente, pero sólo en funciones, porque cuando se convoca la plaza se impide a las/os profesionales de Enfermería ocuparla.

Desde 2007, las enfermeras tienen un título universitario idéntico al de los profesionales que conforman el grupo A1. Sin embargo, cuando se incorporan a la Administración Pública se les adjudica el Grupo A2. Así, a las enfermeras se les niega el mismo reconocimiento laboral que también se refleja en sus peores salarios.

“Una injusticia histórica que representa una evidente discriminación hacia una profesión mayoritariamente de mujeres, que durante la pandemia ha trabajado sin descanso y ha dedicado su esfuerzo y su salud, en algunos casos hasta dejarse incluso la vida. El nivel profesional viene determinado por la titulación, la misma que la de profesiones que sí están dentro del grupo A1, y el nivel de responsabilidad, que en las enfermeras está fuera de toda duda. ¿Qué mayor responsabilidad es cuidar de la salud de la población o la de una vida humana que está en sus manos?”, según el presidente del CECOVA, Juan José Tirado.

Independientemente de la equivalencia de la titulación con los profesionales que sí están incluidos en el grupo A1, “un factor clave para determinar el nivel laboral es la responsabilidad que adquieren los profesionales en sus puestos de trabajo. Precisamente éste es el principal argumento por el que las enfermeras españolas consideran que deberían pertenecer a él”, detalla Juan José Tirado.

La Administración Pública no ha adaptado su organización interna a la realidad actual. Hasta 2008, las enfermeras poseían un título de diplomada universitaria, “una situación que ya de por sí era muy injusta porque el número de horas totales se pasaban la universidad en tres años sumando clases y prácticas superaba al de muchos licenciados en cinco”, según el presidente del CECOVA, quien añade que tras 15 años y mientras que la sociedad reconoce nuestra excelencia y profesionalidad, “la Administración pública vive a espaldas de la realidad y nos considera profesionales de segunda. No pedimos más que lo que es justo y lo que ya tienen otras carreras con misma responsabilidad”.

Para luchar contra la incoherencia de una normativa obsoleta, el Consejo General de Enfermería y toda la Organización Colegial (52 colegios provinciales y 17 consejos autonómicos) ha puesto en marcha en marcha a nivel nacional la campaña enfermerA1 con el doble objetivo de dar a conocer la injusticia a la que las enfermeras se ven sometidas y pedir al Gobierno el merecido cambio, por formación y responsabilidad, en la clasificación de las enfermeras.

A través de la web www.enfermerA1.com cualquier ciudadano podrá expresar su apoyo a esta reivindicación y conocer en profundidad el origen de esta discriminación y sus consecuencias en el día a día de 316.000 enfermeras y enfermeros de España. Carteles, vídeos, puestos informativos a pie de calle y una gran campaña informativa en medios y en redes sociales pretenden revertir una situación injusta y anacrónica, al tiempo que todos los responsables de la Organización Colegial de Enfermería van a trasladar a los grupos políticos -a nivel nacional, autonómico y local- el malestar de toda una profesión, pilar fundamental del Estado del Bienestar, del propio sistema sanitario y garante de la asistencia a toda la población en todas las etapas de la vida.

La enfermera y fotógrafa, Esther Lagares, ha sido la encargada de realizar la fotografía clave de la campaña. Una compañera enfermera de su hospital le sirvió de modelo en los tiempos más duros de la pandemia y es ella la cara visible de la injusticia que se denuncia desde el Consejo General de Enfermería.

El presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, considera que la responsabilidad que desempeñan las enfermeras “no puede ser mayor: en sus manos está la vida de sus pacientes. Los cuidados, la prevención de complicaciones y la administración de tratamientos y medicamentos son esenciales para su supervivencia y la mejora de su salud. Estamos dedicadas a velar por la vida, la salud y el bienestar de sus pacientes, trabajando día a día en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. La vida de todos ellos está a menudo en nuestras manos”.

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