El General de Castelló aporta su visión rehabilitadora neuroquirúrgica a los pacientes con daño cerebral adquirido
El jefe del Servicio de Neurcirugía, Vicente Esquembre, y el jefe del Servicio de Rehabilitación, José Antonio Mirallas, participan en un congreso sobre daño cerebral
En cuanto a la visión quirúrgica de esta, Vicente Esquembre versó su conferencia en la espasticidad como una secuela establecida del Daño Cerebral Adquirido, dando un enfoque neuroquirúrgico a este asunto. Hay que recordar que respecto de espasticidad, esta es un síntoma que refleja un trastorno motor del sistema nervioso en el que algunos músculos se mantienen permanentemente contraídos.
La espasticidad está causada normalmente por daños en las zonas del cerebro o de la médula espinal que controlan la musculatura voluntaria. Suele aparecer asociada a traumatismos del cerebro o de la médula espinal, esclerosis múltiple, parálisis cerebral, entre otros. Por ello Esquembre explicó las características y los problemas asociados a la patología.
Por su parte, el jefe del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación, José Antonio Mirallas, ha puesto en conocimiento de los presentes la vertiente de la rehabilitación física de los pacientes con Daño Cerebral Adquirido. En este sentido, a lo largo de su conferencia titulada “Actualización en la rehabilitación integral de las secuelas” de esta patología.
Mirallas explicó a los asistentes los medios de los que dispone el Hospital General de Castelló para mejorar la calidad de vida de los pacientes, así como los tratamientos más habituales que se realizan para ello.
Una patología grave
El daño cerebral adquirido o sobrevenido es una expresión que alude a un conjunto de enfermedades y lesiones que afectan al sistema nervioso central, entre las que destacan las patologías cardiovasculares y los traumatismos craneoencefálico, que son la causa más frecuente de discapacidad en jóvenes. En menor medida, también se produce daño cerebral debido a tumores o infecciones.
En la Comunitat se calcula que se producen cada año más de 300 nuevos casos por cada 100.000 habitantes, en personas con un rango de edad entre 15 y 50 años. Cuando el paciente supera las primeras horas críticas, su esperanza de vida es similar a la del grupo de población al que pertenece.
La cantidad y gravedad de las secuelas afectan a los ámbitos laboral, educativo, familiar y social y suponen un coste económico y social muy elevado por la pérdida de ingresos, necesidad de cuidadores, adaptaciones de la vivienda y vehículo y una prolongada rehabilitación.
