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El uso de un calzado incorrecto es una de las principales causas de la aparición de deformaciones y otras patologías en el pie infantil

  • El Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana aconseja prestar especial atención en el intervalo de los 12 meses a los 3 años, momento clave en el que se determina la forma básica del pie y en el que los pequeños asientan la facultad de caminar

En septiembre con la llegada de “la vuelta al cole”, son muchos los padres que aprovechan para adquirir el nuevo equipamiento para el nuevo curso. Junto a libros y demás material escolar, los uniformes y el nuevo calzado son algunos de los artículos más demandados en estas fechas.

Por este motivo, desde el Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana advierten a las familias que es muy importante que escojan un calzado adecuado al pie del niño para ayudar a su óptimo desarrollo y crecimiento.

Las principales consecuencias de un uso incorrecto en la edad infantil son: deformaciones en los dedos, alteraciones en las uñas, problemas más graves como alteraciones de la marcha y empeoramiento de éstas u otras patologías que ya existían de forma congénita.

Hasta los 12 meses la función del calzado es simplemente la de proteger del frío, la humedad y los roces del suelo. Es a partir de esta etapa y hasta los 3 años cuando se definen los arcos naturales y hay que prestar especial atención a los zapatos porque son un medio para ayudar a los más pequeños a conseguir una marcha correcta y evitar la aparición de deformaciones.

El calzado idóneo es aquel que protege al pie sin deformar la marcha, que facilita la realización normal del paso y que se adapta desde el primer día a las dimensiones del pie del niño.

Desde el Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana han establecido algunas recomendaciones para que padres y madres escojan correctamente el calzado de los más pequeños y estén alerta por si surgiera alguna anomalía:

  • Los primeros pasos los dará el niño de forma natural entre los 12 y los 18 meses, nunca hay que obligarle a caminar.
  • Determinadas deformaciones pueden ser congénitas y corregirse en los primeros años de vida. Si a partir de los 3 años presenta alteraciones como pie plano o cavo, caídas continuas, dolor por la noche o, incluso, rotaciones de los mismos, es necesario consultar con el especialista porque pueden ser reflejo de otros problemas. 
  • Escoger la talla adecuada: un elevado número de las molestias en menores de tres años son motivadas por lesiones ungueales causadas por un corte incorrecto de las uñas y por el uso de calzado de talla pequeña que las comprime y lesiona.
  • Los zapatos u otro calzado no deberán pasarse nunca a otro niño porque tendrán marcada la forma de su anterior propietario.
  • Es aconsejable que el calzado esté elaborados con materiales naturales y flexibles que permitan la transpiración y la libertad de movimiento, que carezcan de costuras internas que causen roces, que presenten elementos de sujeción como velcros, hebillas o cordones, y por último, la longitud del calzado deberá ser aproximadamente 1cm mayor que la longitud del pie para permitir un crecimiento correcto y los movimientos naturales de éste al caminar.

Además, desde el Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana recomiendan que se realicen exámenes regulares de los pies de los niños en edad escolar para garantizar su correcto desarrollo. Es frecuente que niños que padecen alguna patología no se quejen porque los huesos de los pies en crecimiento son tan flexibles, que pueden torcerse o deformarse sin que se dé cuenta.

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