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Más de un siglo de Agua Potable

    La gran mayoría de ciudadanos de Burriana ha transitado cientos de veces por la carretera de Almassora sin saber qué eran dos pequeños recintos amurallados, uno cercano al puente del Millars, y otro junto a la antigua taberna de “Les Creutes”, en el cruce con el Camí La Mar de Vila-real, célebre por haber sido el lugar de impacto de varios accidentes de tráfico. Ha sido ahora, con motivo del desdoblamiento de la CV-18 entre Burriana y Almassora, cuando la gente ha empezado a preguntarse qué era aquello, y más desde que han instalado unos carteles en los que se lee: “zona de protección arqueológica”.

    Pues bien, se trata del primer sistema de abastecimiento de agua potable de Burriana, cuyas obras se iniciaron con la colocación de la primera piedra en septiembre de 1896, por parte del alcalde Manuel Peris Fuentes, y se inauguraron el 8 de diciembre de 1901, siendo ya alcalde el liberal José Mª Sabater Cataluña. El cercado amurallado más próximo al Millars, de donde se captaba el agua para el consumo humano, albergaba los filtros de arena y de carbón vegetal. Ambos elementos se disponían en unas balsas – aún existentes –  y el agua al pasar se sometía a una filtración lenta que eliminaba eficazmente los microorganismos causantes de las enfermedades transportadas por el agua, incluso algunos protozoos, bacterias y virus. El agua pasaba lentamente primero por el lecho de arena y luego por el de carbón. Después del uso repetido, los filtros de arena se volvían portadores de una gran cantidad de bacterias y microorganismos que ayudaban a la eliminación de los contaminantes. La arena “madura” era preferible a la arena limpia o nueva.

    Desde los filtros, y a través de una tubería, que disponía de varios respiraderos, el agua pasaba a los depósitos, que es el cuadrilátero amurallado situada más abajo, junto al Camí la Mar de Vila-real. El interior de estos depósitos es una obra arquitectónica digna de mención, pues dispone de varias bóvedas y pilares de ladrillo, así como un sistema de valvulería y mecanismos para controlar el flujo del agua entre depósitos, y la salida del fluido hasta la ciudad, mediante una conducción principal. La parte superior de estos depósitos semienterrados está cubierta de tierra, para aislar, disponiéndose varios respiraderos que conviven con toda la masa vegetal que ha crecido en esta fértil capa aislante, en la que podemos encontrar hasta olivos.

    El sistema tradicional de abastecimiento de agua, hasta principios del siglo XX, habían sido los pozos, de los que habían varios públicos, como  el del Pla de Sant Blai, en el arrabal de Valencia, en el de Onda, en el Escorredor, en la Mercé o en la calle Menéndez y Pelayo. El problema es que había pozos de agua potable, pero también pozos ciegos, dada la ausencia de alcantarillado, lo que originaba que en ocasiones se comunicaran, proliferando numerosas enfermedades, principalmente el tifus.

    En marzo de 1888 el Ayuntamiento decidió construir un sistema de abastecimie nto de aguas potables y la construcción de varias fuentes públicas. El proyecto se le encargó al ingeniero Pedro Seseras, mientras que los depósitos, como se lee en una inscripción colocada en uno de los arcos del interior, es del arquitecto Francisco Tomás Traver (que ejerció de arquitecto municipal de Castellón), siendo el contratista Vicente Senent.

    Durante los primeros años, el abastecimiento se limitó a seis fuentes públicas que se fueron ampliando. El sistema no estaba exento de polémicas pues, por ejemplo, en 1913 la prensa local recogía una protesta de los vecinos de la calle La Saleta porque “la fuente pública de dicho lugar sirve de continuo abrevadero de caballerías, haciéndose difícil el aprovechamiento del líquido elemento para los usos domésticos durante la mayor parte de las horas del día”. Hasta entonces, eran contados los vecinos que disponían en sus casas de agua potable. Había muchos que desconfiaban, y durante años continuaron sirviéndose de los aguadores, como el célebre “Pepito l’Aigua” que repartía agua con un carro repleto de cantaros por las casas. Pero a partir de 1916 las peticiones de particulares fueron incrementándose, y en casi todos los plenos municipales se tomaban acuerdos para ampliar la red hasta aquellos lugares donde lo solicitaba el vecindario, produciéndose algunas polémicas, porque no siempre se respetaba el orden de petición, a la hora de materializar los trabajos, y a veces se daba prioridad a algún que otro pequeño empresario que necesitaba el agua para el desarrollo de su actividad. El incremento de la demanda hizo que el sistema del Camí Almassora resultara pronto insuficiente, ya que los sistemas de filtración lenta de arena no tenían capacidad para manejar mayores volúmenes de agua en horas de máxima demanda.

    Eso hizo que el alcalde y farmacéutico, Vicente Escobar, que gobernó durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, le encargara al arquitecto municipal Luis Ros de Ursinos un nuevo proyecto de abastecimiento de aguas potables. Luis Ros de Ursinos era hijo de Godofredo Ros de Ursinos, autor de la iglesia de San José de los padres Carmelitas y la casa de Bernabé Peris, actual sede del Club 53. El nieto de Luis Ros de Ursinos es el actual presidente de la Caja Rural Castellón, Ignacio Ferrer Ros de Ursinos.

    Tras el encargo, el arquitecto municipal redactó un proyecto en 1926, retocado más tarde por Enrique Pecourt, que entró a trabajar en el Ayuntamiento en 1931, a raíz del cual se construyó el pozo situado enfrente de la antigua Papelera, que aún hoy suministra a la ciudad. “En la actualidad, justificaba la memoria de aquel proyecto de 1926, Burriana está dotada de un servicio de aguas canalizadas que procede del río Mijares. Estas aguas, tanto por su procedencia, como por el antiguo sistema de depuración que con ellas se emplea, así como por el escasísimo caudal que proporciona su tubería de conducción desde los depósitos de la población y a la falta de altura de éstos sobre la ciudad, hacen que el actual abastecimiento, proyectado y construido hace más de treinta años, para una población muy inferior en censo a la actual, y sin las modernas necesidades de higiene y confort, resulte completamente deficiente y sea imprescindible su sustitución”. “Para conseguir este objeto, varios Ayuntamientos han estudiado distintas soluciones, pero todas han adolecido del mismo gran inconveniente fundamental; la falta de altura de las aguas disponibles para que llegasen con suficiente presión a la ciudad. No pudiendo solucionarse esta dificultad, sino disponiendo de una instalación mecánica elevadora de aguas, cualquiera que éstas fuesen, se ha pensado en la conveniencia de alumbrar aguas subterráneas en las proximidades de la población, con lo cual se disminuye considerablemente el coste de la tubería de conducción, sin hacer onerosa la captación de aguas, dada la facilidad que en este termino municipal existe para encontrarlas con abundancia a poca profundidad. No se ha aceptado la solución del aprovechamiento de las aguas del Mijares, porque su escasez en los meses de verano es muy considerable y su consumo para el abasto de la población perjudicaría en gran manera los intereses de los agricultores, y por otra parte, la constante contaminación de esta agua y sus muchas turbias, obligaría a la construcción de un complicado sistema de filtros de arena, cuya instalación y entretenimiento serían demasiado onerosos, porque con esta solución tampoco se podría prescindir de la instalación elevadora, mediante una torre-depósito (…) La población, según la última rectificación del censo, es de 13.500 habitantes, pero durante las épocas de la exportación de la naranja, que comprende seis meses del año, puede considerarse que el número de obreros forasteros que residen en esta ciudad hace ascender su población a más de 20.000 habitantes”. 

    La última vez que se realizaron labores de mantenimiento en los antiguos filtros y depósitos del agua potable de finales del XIX fue en diciembre de 1985, hace 23 años, gracias al interés del entonces concejal de urbanismo y vía pública, Juan Ferrandis, de grato recuerdo, ya que se interesó por muchos aspectos vinculados al patrimonio municipal. Por aquel entonces se sanearon los muros, la capa vegetal situada encima de los depósitos que actúa como aislante, y los pilares y bóvedas de ladrillo, cuyo acceso se tapió para que no entrara nadie. Antes de que eso ocurriera, el interior fue retratado por el fotógrafo Joaquín Bosch, por encargo del Ayuntamiento.

    El pasado jueves el concejal de cultura, Enrique Safont, y el de vía pública, Pedro Sancerni, inspeccionaron los filtros y los depósitos – por su parte exterior –, pues su intención es limpiarlos y adecuarlos para que se puedan visitar. Con el desdoblamiento de la carretera de Almassora se van a construir unas vías de servicio que permitirán hacer excursiones por parte de los escolares, en bicicleta o a pie, hasta el azud de Burriana, el partidor de aguas del Sindicato de Riegos, o estas antiguas instalaciones del agua potable.

    comentarios 4 comentarios
    Burrianero el auténtic
    Burrianero el auténtic
    01/08/2008 07:08
    Grasies Guillem ¡¡¡

    Voy a prescindir de la alabanza fácil. Lo tuyo cuando escribes cosas de Burriana, tiene mucho mérito. Me gustaría un artículo tuyo sobre el Molí del Hospital. No hace mucho pasé por allí y hacía poco que habían apagado un incendio que se había cargado uno de los edificios más antiguos. A ver si todavía se puede hacer algo por él, pues pienso que tiene mucha historia y cualquier día de éstos se va todo para el garete y los que no lo vieron cuando todavía funcionaba, también se preguntarán que eran "aquellas ruinas" al lado de la acequia Subirana. Muchas gracias por tu atención a estas mis letras que estoy seguro que vas a leer e igual te me has adelantado y ya estás investigando...

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