Los vecinos del entorno de la Mercé y Sant Pere Pasqual están indignados por la situación que presenta el pavimento de la nueva peatonalización

Los vecinos de la Mercé, Sant Pere Pasqual y Beato Ripollés están indignados porque todavía no han pasado nueve meses desde que finalizaron las obras de peatonalización de este enclave, y buena parte del pavimento ya está todo reventado, como consecuencia del tránsito de grúas y hormigoneras hasta una obra particular que se está ejecutando en la confluencia de la plaza la Mercé con Beato Ripollés. Es más, no sólo se han reventado baldosas, sino que en algunos puntos se aprecia como el firme se ha hundido, y en otros las piezas están sueltas.

El concejal de Vía Pública, Pedro Sancerni, señaló al respecto que la promotora de la obra privada se verá obligada, cuando finalice la construcción del edificio, a dejarlo todo tal y como estaba. En este sentido, recordó que hay una fianza depositada, aunque existen serias dudas de que ésta resulte suficiente para afrontar todos los desperfectos, ya que hay baldosas rotas desde la entrada por Ausias March, puesto que los vehículos pesados recorren todo el trayecto peatonal al no poder transitar por la calle La Carrera por falta de espacio.

El pasado lunes pasó por la Junta de Gobierno una petición de licencia de derribo y posterior construcción de otro edificio de nueva planta en la confluencia de la Mercé con Sant Pere Pasqual, por lo que de otorgarse, todavía se agravaría más la situación. La reflexión que se plantea en estos momentos es si el Ayuntamiento debería establecer una moratoria para nuevas edificaciones u obras públicas en calles en las que se ha hecho una fuerte inversión para peatonalizarlas o mejorar su mobiliario urbano. En el caso que nos ocupa, se invirtieron 260.272 euros del Fondo Estatal de Inversión Local del año 2009, y su realización se justificó por la necesidad de ofrecer una entrada peatonal a los jóvenes que acuden al Centre Municipal d’Estudis Rafel Martí de Viciana y los mayores que asisten al CEAM.

Lo cierto es que esta obra, desde que se proyectó, ha sido un cúmulo de problemas. Primero, la Dirección General de Patrimonio se negaba a aprobar el proyecto, por lo que se suprimieron unos leds que iban incrustados en el suelo, que a buen seguro, después de lo que ha ocurrido con las baldosas, estarían rotos. Luego vinieron los conflictos entre el vecindario y la empresa constructora por las acometidas del alcantarillado. En septiembre se produjo el problema de la retirada de la gran lámpara en suspensión que hacía peligrar el viento. El ovni, como se le conoce, presupuestado en 11.273 euros, se encuentra en el almacén municipal a la espera de que se tome una decisión al respecto. El pasado mes de mayo personal de Vía Pública retiró todos los pequeños bolardos decorativos instalados a ambos lados de los nuevos viales, tras haberse producido diversos accidentes peatonales. El último episodio es el del pavimento, pese a que se aseguró que las baldosas de hormigón negro de 60 x 60 cm. y 8 centímetros de espesor, eran prácticamente indestructibles.