La lluvia desluce el día de la Merced
La ciudad de Burriana, tal y como marca la tradición, ha celebrado el 24 de septiembre el día de la Merced. Se trata de un culto que comenzó a celebrarse en la época medieval en la ciudad y ha perdurado hasta día de hoy. Los actos en honor a la Virgen dieron comienzo a mediados de mes, con la novena.
Feligreses, cofrades, fallas y representantes de la vida social, cultural y política de la ciudad, se dieron cita en el día grande de la Virgen, en las inmediaciones de la Iglesia de la Merced para participar de forma activa en los actos organizados.
A las siete de la tarde dio comienzo la eucaristía, a la que asistieron también las Reinas Falleras de la ciudad y numerosos ciudadanos. Aproximadamente, a las ocho de la tarde, todos los asistentes se organizaron para que diese comienzo el desfile procesional por las calles del casco histórico, sin embargo la amenaza de lluvia se cumplió, y cuando el desfile apenas había transcurrido, aproximadamente 30 minutos después, se vieron obligados a suspenderlo y guardar la imagen de la santa para que no sufriese daños. Asimismo, el resto de asistentes tuvo que resguardarse de la lluvia que comenzó a caer con más intensidad.
La fiesta quedó deslucida por la lluvia, lo que también provocó que fuesen menos, los ciudadanos que participasen en el desfile procesional.
Orígenes de la festividad
Para Burriana la festividad de la Virgen de la Misericordia se trata de una de las festividades de mayor calado para sus ciudadanos. Tal y como se ha podido averiguar a través de una serie de escritos históricos, fue Jaume I cofundador de la Orden de la Merced, junto con los santos Pedro Nolasco y Raimundo de Penyafort. Jaume I cedió varios terrenos de la localidad a los mercenarios y estos se establecieron en la ciudad. A pesar de los cambios, a lo largo del tiempo, que ha vivido la ciudad y sus ciudadanos, nunca se ha abandonado el culto a la Virgen de la Merced. Otro es el caso de la celebración de los “cabuts” que se data de 1922. Algunos historiadores apuntan a que sus orígenes proceden de la propia festividad de la Merced de Barcelona, que sirvió a diversos vecinos, para adoptar este acto folclórico a Burriana.
