El derribo del hospital de Sant Blai se inicia manualmente para recuperar algunos elementos de interés y respetar la pared de la iglesia
El derribo del antiguo Hospital de Sant Blai, que junto a la demolición de la antigua casa abadía pasará a formar parte de los hitos de la presente legislatura, se ha iniciado de forma manual, siguiendo las directrices del arqueólogo municipal, José Manuel Melchor, que tiene interés en que se respeten determinados elementos.
Los alumnos del módulo de polimantenimiento de edificios del taller de reciclaje profesional Sant Blai II, además de vaciar el edificio, están procediendo a retirar baldosas antiguas, por orden de Melchor, para ser trasladadas al museo arqueológico a fin de datarlas y restaurarlas, si se cree oportuno. También se va a realizar un especial seguimiento en toda la parte del edificio que se apoya sobre la ermita del patrón de la ciudad, pues hay algunas zonas plenamente integradas, hasta el punto de que en el piso superior del ala que recae a la calle Sant Blai hay una puerta con una pequeña escalinata que da acceso directo al coro de la iglesia. Otro aspecto primordial, para el arqueólogo, es que se dañe lo menos posible el subsuelo, pues hay datado un cementerio de época medieval. En este sentido, comentó a elperiodic.com, su intención es realizar algunas catas cuando se proceda a urbanizar la futura plaza sobre el solar del edificio que se está derribando.
Una vez finalizados estos trabajos, está previsto que las maquinas entren a la semana que viene. La primera parte que se demolerá al completo es la nave que ocupaba la Banda de Música, recayente a la avenida Juan Bautista San Martín. De este modo, teniendo en cuenta la existencia del patio interior, los vehículos dispondrán de mayor espacio para poder maniobrar.
Las partes más antiguas del actual edificio pueden datar del siglo XIX. Su principal función durante el siglo pasado fue el de hospital municipal de beneficencia, al igual que lo había sido desde que el Rey Jaume I fundó un hospital para pobres, que abrió sus puertas en 1238. El conjunto hospitalario fue puesto bajo la advocación de Sant Blai, patrón de la ciudad, cuya ermita se encuentra al lado del edificio que está siendo derruido. Las hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, desde 1867, fueron las encargadas de asistir el hospital municipal que dejó de funcionar en 1971. Un año más tarde, en 1972, albergaría a los alumnos del futuro colegio Iturbi. A consecuencia de tener que aplicar Ley General de Educación de 1970, que introdujo la EGB y el BUP, Burriana se vio en la necesidad de construir un nuevo grupo escolar donde reunir a los alumnos de las escuelas de Santa Bárbara, el Puerto y el Grao, así como para hacer frente al boom de la natalidad, que comenzó a principios de los sesenta y se prolongó durante todo el franquismo, hasta 1975. Pero al inicio del curso escolar 1972/1973 las obras del nuevo colegio Iturbi no estaban terminadas y el Ayuntamiento tuvo que invertir con carácter de urgencia 450.730 pesetas de la época para habilitar nueve unidades escolares en el hospital municipal de Sant Blai.
Más tarde aún albergaría el servicio de urgencias del antiguo ambulatorio situado en el camí d’Onda, antes de que se construyera el nuevo Centro de Salud de la calle Valencia. También ha sido almacén municipal, depósito de ninots falleros, casal de la falla La Vila y lugar de ensayo de la Banda de Música.
En los últimos años gran parte del edificio estaba vallado y apuntalado a causa de su mal estado.
Una vez derribado el inmueble también resultará necesario restaurar y sanear toda la pared medianera de la ermita construida en 1882 sobre la antigua del S. XIII. Cabe recordar que en 1998 la Cofradía de Sant Blai, que entonces presidía el desaparecido Constantino Muñoz, acometió una primera fase de restauración del templo reparando los cupulinos de la torre y el cimborrio, deteriorados por los impactos de bala que sufrieron en el año 1938, cuando el río Anna separaba a los contendientes de la guerra civil. En el campanario de la ermita, el bando republicano instaló una ametralladora, cuyos proyectiles, contestaba el bando nacional, causando graves daños al templo. En 1998 se repusieron las tejas de los dos cupulinos y se arreglaron los desconchados del interior de la torre y las paredes exteriores del cimborrio, aún pendientes de ser pintadas.
