Las comisiones aprovechan el día festivo para elaborar las cruces
El origen de las Cruces de Mayo en Burriana, como cuenta en su libro Julián Arribas, fue una idea de un profesor del convento de los Padres Carmelitas de Burriana, que estaba integrado en la comisión de la falla de La Mota y que antes había estado en Caravaca de la Cruz, donde ya se hacían estos monumentos.
En cualquier caso, las Cruces de Mayo son el primer acto que asumen los nuevos presidentes de las comisiones, y con él, anuncian la intención de su barrio o sociedad de plantar en ese mismo lugar un monumento fallero al año que viene.
Para premiar a cada una de las cruces el jurado que estará formado por cada una de las 17 comisiones falleras, valorará en un 60% la parte principal, es decir la cruz decorada con flor natural, y en un 40%, los elementos que decoran el emplazamiento teniendo, para ello, un acta de puntuación en la que aparecerán los dos tipos de valoraciones.
Posteriormente, y una vez entregadas las actas en la Junta Local Fallera, antes de las 14.00 horas de ese mismo día, se obtendrán los porcentajes, para que sean entregados por las Reinas Falleras de la ciudad los banderines correspondientes a las fallas ganadoras.
Arribas no dice que fuera un monje carmelita, sino un profesor de los carmelitas cuyo nombre coincidia con el del monje.