El ayuntamiento retoma la política de alineación de calles con un acuerdo para retirar una casa de la Calle La Misericordia

El Ayuntamiento de Burriana, a través de su concejalía de urbanismo, quiere recuperar la política de alineación de calles llevada a cabo entre 2001 y 2003, que tan buenos resultados dio para mejorar los desplazamientos a pie, y la estética urbana del municipio, y que se paralizó a causa del auge inmobiliario, que resolvió por si solo, sin intervención municipal, algunos problemas que había planteados.

El objetivo, siempre que la situación de los inmuebles lo permita, es alinear calles, de acuerdo a las previsiones del plan general, y deshacer entuertos cometidos en épocas en las que ni tan siquiera existía planeamiento urbanístico.

El objetivo más inmediato, tal y como adelantó el concejal de urbanismo, Javier Perelló, es la calle Misericordia, donde se ha alcanzado un acuerdo con el propietario del nº 10 para retirar la fachada. La valoración realizada por los terrenos que el propietario cederá a la vía pública ronda los 6.000 euros, y el Ayuntamiento satisfará dicha cantidad en especie, demoliendo la fachada y construyendo una nueva pared alineada al resto de casas que ya se encuentran retiradas. La intención de la concejalía de urbanismo es ir llegando a acuerdos puntuales con los propietarios de las viviendas que despuntan, para ampliar la acera y lograr que algún día sea transitable.

La primera alineación, mediante la intervención directa del Ayuntamiento, se produjo a principios del 2001 en la avenida San Fernando, con un almacén que hacía esquina con Menéndez y Pelayo. Esto permitió que la avenida que conduce al campo de fútbol quedara recta desde su inició.

En el 2002 se actuó en la calle Beato Ripollés; una estrecha calle del tradicional barrio de La Mercè, que comunica la plaza con las calles San Serapio y Beata Mariana. Para llevar a cabo esta alineación el Ayuntamiento adquirió por 30.000 euros la casa que hacía esquina entre Beato Ripollés y Beata Mariana, procediendo al derribo del inmueble. El solar sirvió para dar mayor desahogo a la calle y crear un pequeño espacio urbano con bancos decorado con trencadís.

En 2003 se acometió la alineación de la calle Escorredor, en su margen derecho, con el derribo parcial de los edificios nº 64, 66, 68 y 70 de dicho vial, que eran las únicas cuatro casas que todavía no habían cumplido con el retiro establecido en las normas urbanísticas, en el margen derecho, entre las calles Virgen de la Cabeza y Santa Cristina. Para poder alinear la calle la Corporación negoció con los propietarios, alcanzando un acuerdo económico con todos ellos. Por lo que respecta a la parte izquierda, el inmueble que más sobresalía era la antigua panadería existente en la esquina del Escorredor y la calle Marí. La construcción de una finca permitió la alineación, que también pretendía negociar el municipio.

En el año 2007 se aprobó una partida inicial de 253.217 euros, con la que se pretendía alinear un tramo de la calle el Raval. La alineación del Raval suponía derribar, total o parcialmente, ocho viviendas. Las casas afectadas eran las situadas entre el nº 48 y el 64, separadas en dos bloques de cuatro viviendas por la calle San Germán. Esta ordenación representaba doblar la calzada del tramo comprendido entre los cruces con Vicente Andrés Estellés y la calle Ecce-Homo, favoreciendo el tráfico rodado, y especialmente el tránsito a pie por las aceras.

Este proyecto quedó frenado porque un proyecto privado, que al final no se ejecutó, debido a la crisis, iba a resolver parte del problema, con lo que el Ayuntamiento solo tenía que rematarlo, alineando un número inferior de casas.