El Ayuntamiento establecerá una tasa para las bodas civiles a fin de sufragar los gastos que acarrean a las arcas municipales

Ante la demanda de uso del ayuntamiento para la celebración de matrimonios civiles, el equipo de Gobierno de Burriana ha decidido crear una nueva ordenanza de bodas que fijará una tasa por el uso de las dependencias con el fin de sufragar los gastos que acarrean a las arcas públicas.

Una vez se ponga en marcha la normativa, a partir del año próximo, quien decida celebrar un matrimonio en el edificio municipal deberá pagar por su uso. También en el caso de que se haga en un salón de bodas dentro del término municipal de Burriana, pues el ayuntamiento, a través de sus concejales, presta un servicio del que disfrutan no sólo los ciudadanos de Burriana, sino gente de fuera. Cabe destacar que los únicos que pueden autorizar el matrimonio civil dentro del término municipal son el juez de paz encargado del Registro Civil, el alcalde y los concejales o funcionarios en los que éste delegue. En este sentido, las parejas de fuera que deciden casarse en un salón de banquetes de la localidad han de prestar el consentimiento al matrimonio frente a la persona competente, y según los trámites establecidos en el Código Civil.

Aunque en Burriana será una novedad, no lo es tanto si tenemos en cuenta que buena parte de los ayuntamientos de la provincia ya disponen de ordenanzas reguladoras específicas, donde también se establecen las correspondientes tasas, que van desde los cien a los trescientos euros. En el caso de Burriana el importe de la tasa aún se está estudiando por parte de los técnicos municipales, y todo dependerá de si la celebración es o no en el ayuntamiento; y de serlo, se habrá de valorar distintos aspectos, como son: la luz, la calefacción o el aire acondicionado, las horas del conserje que debe abrir el salón de plenos, la limpieza del exterior, frente a la puerta, donde es habitual que echen arroz a los desposados, etc. Otro aspecto puede ser si los miembros de la pareja están inscritos o no en el padrón municipal. Todo ello ceñido a los sábados, domingos, festivos, y de lunes a viernes fuera del horario laboral del ayuntamiento. En caso de estar abierta la casa consistorial, la tasa no se cobrará, o será mucho más reducida.

Según los cálculos del equipo de Gobierno, el texto estará listo este verano y se podrá aprobar el próximo otoño junto al resto de tasas municipales.

En Burriana, hace diez años, concretamente en el año 2000, hubo 173 matrimonios, de los cuales 139 fueron canónicos (80 %) y 34 civiles (20 %). Cinco años más tarde, en 2005, hubo 189 bodas, 119 canónicas (63 %) y 70 civiles (37 %). El año pasado, en el ejercicio 2009, hubo 133 matrimonios, de los cuales 52 fueron canónicos (39 %) y 81 civiles (61 %), invirtiéndose por tanto las cifras que había hace cinco años. También se detecta una importante disminución de las uniones matrimoniales, pues sobre la media, han descendido un 22 %; la causa hay que buscarla en la crisis económica y en que cada vez hay más parejas de hecho.

De los 81 matrimonios civiles que hubo en 2009, 23 se celebraron en el juzgado de paz, y 54 en el ayuntamiento, dándose la circunstancia de que por primera vez hubo más bodas en la casa consistorial que en las iglesias de Burriana. En concreto, se celebraron 46 bodas en sábado - algunos días hasta tres ceremonias -, 6 en viernes, 1 en miércoles y 1 en jueves.

Por lo que se refiere al reparto entre ediles, el más prolífico fue el concejal Juan Granell, que celebró 10 bodas; le siguieron: Francisco Isach (8); Gloria Fandos (7); Ana Montagut (6); el alcalde, José Ramón Calpe (5); Pedro Sancerni (4); Mª Ángeles Vicent (4); Enrique Safont (2); Consuelo Suay (2); Mercedes Giménez (2); Mª Dolores Aguilera (1); Mª José Safont (1); Roberto Jorge (1); y Javier Perelló (1). No obstante, quien más bodas celebra en el municipio, indistintamente a si son civiles o canónicas, es el juez de paz, Juan Gumbau, que el año pasado ofició 23, y que desde que tomó posesión en septiembre de 2005 ha autorizado la unión de 148 parejas. Sin duda, su condición de poeta, unida a la de juez de paz, le facultan enormemente para esta tarea.