¿Alcalde o alcaldesa?

"El fracaso es simplemente la oportunidad para comenzar de nuevo, en esta ocasión con más inteligencia".

En un mundo donde la política y la economía tejen más que simples vasos comunicantes, la frase de Henry Ford es acertada incluso para una realidad como la de Burriana.

Nadie va a poder gobernar sin necesidad de recurrir a pactos. Entonces, ¿nadie ha ganado o hemos ganado todos?

La democracia en el fondo no es sino el sistema político menos imperfecto que conocemos aun con todas sus limitaciones. Estas elecciones han supuesto en términos generales el fin de las mayorías absolutas, y en eso no hay duda: ganamos todos.

El PP perdiendo cuatro representantes ha sido la lista más votada, mientras que el PSPV perdiendo solo uno obtiene, al igual que la formación de centro derecha, los peores resultados en dos décadas. Aunque no debemos perder de vista que estas han sido las elecciones con mayor número de candidaturas presentadas, lo cual presupone un reparto del electorado.

Compromís después de años sin representación en el consistorio vuelve con fuerza obteniendo un total de tres concejales. Se puede Burriana, agrupación de ciudadanos que llega de la mano de Podemos, entra con dos representantes en la corporación municipal.

CIBUR, partido de ámbito municipal y con solo dos legislaturas a sus espaldas, pierde un representante, quedándose solo con dos. Completa el complejo y plural espectro político municipal la formación de C’s que cumple su objetivo de conseguir representación.

Fuera han quedado las otras tres formaciones políticas que concurrían en estas elecciones EU-ERPV Acord Ciutadà, UPyD y España 2000. Lástima que el consistorio no pueda ser aún más plural pues se queda por el camino algún candidato más que válido.

En virtud de los resultados obtenidos, ¿quién ha fracasado y quién puede sentirse vencedor? Obviamente fracasan aquellos que esperaban obtener una mayoría lo suficientemente amplia que les permitiese gobernar sin necesidad de buscar el tan manido consenso, y triunfan quienes escuchen el mensaje de la ciudadanía y sepan entenderse.

El castigo y la ilusión son tal vez los factores explicativos de esta nueva corporación municipal. Castigo a los dos grandes partidos, que han pagado con creces el mal gobierno, la corrupción y el hartazgo generalizado de sus votantes, en quienes probablemente todo esto ha pesado más que la valía personal de dos buenos candidatos. Si bien es cierto que el descalabro es mucho más acusado para el PP, de 11 a 7, que para el PSPV, de 7 a 6, ambos candidatos, Fuster y Safont obtienen en Burriana mejores resultados que sus candidatos autonómicos.

La autocrítica a nivel municipal es también más que necesaria, los resultados no pueden ni deben leerse solo en clave autonómica o estatal. Es más, la otra formación que contaba con representación la pasada legislatura, CIBUR, también ha perdido representación. Los ciudadanos han castigado notablemente no solo los veinte años de gobierno del centro derecha sino también a la oposición.

La ilusión puede darnos las claves para entender la presencia de las restantes tres fuerzas políticas, Compromís, Se Puede Burriana y C’s; ilusión por creer que las cosas pueden cambiar, que puede haber otra forma de hacer política, si es que a la política le podemos aplicar esos calificativos de “nueva y vieja”.

En el fondo, más allá de la verborrea facilona, solo puede y debe haber una forma de hacer política, la honrada, la transparente la que en definitiva busque el bienestar colectivo por encima del individual o partidista, en eso no hay duda todos estarán de acuerdo. O no.

Estamos pues, ante el inicio de una legislatura que se presenta más que apasionante desde el minuto cero. Tres días después de la celebración de las elecciones no podemos decir que sepamos quién va a tener el honor y la responsabilidad de asumir la alcaldía. Los pactos están servidos.

Todo parece indicar que un pacto por la izquierda desbancará al PP de la alcaldía, y hará que Burriana tenga a su primera alcaldesa al mando, aunque si los resultados obtenidos eran para muchos imprevisibles, desde luego el juego de los pactos puede serlo todavía más.

En cualquier caso hemos ganado la ciudadanía, sin duda una democracia representativa se enriquece cuantas más fuerzas políticas entren en escena. Y le pese a quien le pese, los ciudadanos hemos optado por un gobierno plural, y esperamos que estén, unos y otros, gobierno y oposición, a la altura de nuestras exigencias.