Rototom Sunsplash: un festival contra el despilfarro alimentario

Evitar el despilfarro de alimentos y frenar las emisiones de efecto invernadero que genera el ser humano con este derroche de comida es otro de los retos que se ha marcado el Rototom Sunsplash para su edición 2019. Un 26ª aniversario que el festival internacional reggae celebra en Benicàssim (Castellón), desde el 16 al 22 de agosto bajo el ‘verde’ lema Stand up for Earth.

Al veto total al plástico que activará en sus siete jornadas, el Rototom Sunsplash suma otras medidas novedosas, como un sistema para reducir el desperdicio alimentario. Cada establecimiento de la zona gastronómica del recinto, que integran 40 propuestas, podrá donar al cierre de la edición (el 22 de agosto) su excedente de productos no perecederos al Banco de Alimentos de Castellón, que lo distribuirá gratuitamente entre las ONG que atienden a las personas con menos recursos de la provincia. También podrá sumarse a la campaña el público alojado en la zona de acampada. Entre los alimentos susceptibles de ser donados figuran leche, aceite, azúcar, harina, conservas, galletas, arroz, legumbres, pasta o alimentos infantiles.

Con esta medida el festival pretende aportar su granito de arena para ayudar a revertir las cifras actuales de desperdicio alimentario en España, que marcan que sólo en los hogares se tiraron a la basura durante el ejercicio 2018 hasta 1.339 millones de kilos de comida, casi un 9% más que el año anterior, según un informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Entre el 25% y el 30% de los alimentos que se producen en el mundo se pierden. Porcentajes que son responsables de entre el 8% y el 10% de las emisiones de efecto invernadero producidas por el ser humano.

El Rototom Sunsplash instalará también por primera vez este año cuatro puntos de trueque de objetos en el camping para reducir el volumen de residuos.

“El objetivo es que las y los asistentes al festival puedan intercambiar, regalar o prestar cosas o alimentos y evitar que lo que ya no necesitamos acabe en la basura”, explican desde la organización. Más allá de objetos físicos, “buscamos que los puntos de trueque se conviertan en un punto de encuentro donde intercambiar también tiempo y conocimientos y construir relaciones que puedan tener su continuidad fuera del festival”, añaden las mismas fuentes.

Dos de los puntos serán de intercambio general y otros dos serán exclusivamente de alimentos y se ubicarán en la cocina de la acampada. Todos estarán formados por una pequeña jaima, un tablero para dejar mensajes y una mesa para depositar los productos que deseen intercambiarse.