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Los “veraneantes” regresan a las Villas como hace más de un siglo en Benicàssim Belle Èpoque

    Diálogos de humor, parodias entre los valencianos y madrileños pudientes y los nativos benicenses que residían en las villas a principios de siglo pasado, fueron uno de los principales alicientes de la jornada de ayer de Benicàssim Belle Époque.

    Miles de personas se acercaron al Paseo Pilar Coloma desde todos los puntos de la provincia de Castellón. No quedaba un rincón sin público. Los talleres de artesanía de alfarería, de cristal grabado, de esparto, de abanicos pintados a mano o de alpaca, rebosaban se visitantes ansiosos por conocer un poco más de los usos y costumbres de la época que tanta magia parece contener por su simbología a un tiempo más feliz y desenfadado.

    Fueron los felices 20, pero las villas empezaron a brillar en Benicàssim ya desde inicios de siglo y siguieron durante décadas significando el eje de un turismo que convirtió estas playas en las más deseadas del litoral valenciano.

    “El cielo y el infierno”, narran con simpatía los guías de La Sária, recordando cómo el mismo paseo se dividía popularmente entre los propietarios más adinerados y los de clases medias. La distinción incluso entre la élite. Así se creó la leyenda de las villas, de la cual, miles de retazos de historias, algunas ciertas y otras adornadas por el ingenio popular, nos acercan a las boîtes y soirées de un tiempo pre-guerra, en el que las faldas subían, los peinados se acortaban y la influencia del panorama internacional, estaba al día en un enclave lejos de la guerra, pero que vivió de cerca sus historias.

    Eso es Benicàssim Belle Époque, vestuario, actuaciones musicales, artesanía, representaciones teatrales, vehículos clásicos que devuelven a la carretera a verdaderas joyas del motor.

    Las bolilleras de Benicàssim y la Asociación Nacional de Bicicletas clásicas y antiguas hicieron las delicias de los asistentes que miraban por todos los rincones y a todos los personajes.

    Chicago

    El colofón a la noche lo puso el musical “Chicago” llevado a escena por el Grup de Teatre El Taronger. Adaptado y dirigido por Santiago López, el escenario de Villa María se convirtió por momentos en un episodio de adulterio, asesinatos, seducción y manipulación interpretado magistralmente a ritmo de jazz por un plantel de figuras amateur del mundo de la música y la interpretación valencianas.

    Última jornada: domingo

    Para mañana, Benicàssim Belle Époque llega a su culminación con más talleres infantiles, cuentacuentos, exhibiciones y representaciones teatrales y una amplia representación de baile de tango con la Escola de Tango la Vitrola en el escenario de Villa Elisa.

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