Sigur Rós: Gravedad cero en el planeta FIB
Para ser la fiesta de bienvenida del FIB Heineken, la que en sus primeras ediciones era gratuita y reunía a grupos de segunda y tercera categorías, la de este año ha superado las expectativas, incluso el listón alto puesto en 2007 por Los Planetas e Iggy Pop.
Sigur Rós, los españoles Facto Delafé y los norteamericanos Nada Surf han reinado, cada uno a su manera, ante una marea de "fibers" que ha desbordado las previsiones más optimistas, especialmente ante las dudas generadas por la menor venta de abonos respecto a otras ediciones y la enorme competencia de festivales veraniegos.
Un año más, parece que más allá de incertidumbres macroeconómicas y guerras abiertas entre empresas promotoras, el atractivo del FIB sobrepasa fronteras -y mares, dada la cada vez más ingente parroquia británica- y es ya un fenómeno sociocultural, una gran fiesta veraniega donde ya no prevalecen los cabezas de cartel sino las posibilidades lúdico-festivas del esparcimiento colectivo.
Por ello, el reto que aceptaba a priori el grupo islandés era especialmente difícil esta noche ante un escenario acostumbrado al baile, a la música independiente pero sencilla y que acabó rendido ante un alarde de técnica instrumental y a un sonido genuino que transformó el salto en expectación prolongada y en una atmósfera que pocos recuerdan en esta costa: La orquesta cósmica del siglo XXI.
Unos "fibers" comentaban a los veinte minutos del concierto: "Estos están fatal". Otros, tras generosa hora y media de espectáculo, bailaban sin ritmo alguno ante los sones hiperbólicos de una gran sinfonía del ruido rock, con viento, cuerdas y percusión disfrazados con vestuarios cinematográficos y ante grandes esferas blancas como planetas.
En el concierto se han podido contemplar retazos de "La naranja mecánica" y "El quinto elemento", pasando por "Los vengadores" y hasta "El ataque de los clones" a través de una banda formada hace 14 años en la misma isla que vio nacer a Bjork y que en este FIB ha dejado en la retina uno de los más exagerados conciertos que se recuerdan.
Pese a que las primeras horas de la FIBstart avanzaban con una paulatina y tímida llegada de "fibers", finalmente el Escenario Verde ha ofrecido una abarrotada imagen para ver por primera vez en estos lares a una de las formaciones que han generado más confrontación en el planeta "indie".
Sigur Rós, con Jon Thor Birgisson al frente -y vestido con una casaca coronada con plumas de faisán que le envidiaría Billy Corgan, de Smashing Pumpkins-, ha ofrecido esta noche en el FIB once piezas de su rock atmosférico, apocalíptico en ocasiones, de discos como su aclamado "Agaetis Byrjun", "Takk..." y, el último, "Med Sud I Eyrum Vid Spilum Endalaust".
Un lenguaje inventado -el "hopelandish"-, la épica de la mitología nórdica y el confeti de una gran fiesta veraniega se han unido esta noche con ecos marinos, árticos, fronterizos o balcánicos y voces celestiales, llevado todo ello a sus últimas consecuencias. El FIB 2008 necesitaba el toque "friki" y Sigur Rós lo ha clavado.
Mucho más sencillos, con ganas de agradar, los estadounidenses Nada Surf han llenado el Escenario Verde de limpias guitarras y melodías casi perfectas, al igual que sus compatriotas Mates of State.
La reafirmación patria entre tanta cultura anglosajona ha llegado con los donostiarras Single y los barceloneses Facto Delafé, los primeros con sus efectivas y visuales fusiones del pop con el reaggae -incluida una adaptación electrónica del "Gracias a la vida"- y ecos de su etapa anterior en Le Mans, y los segundos con el abarrote de la carpa para escuchar su hip-hop encantador, comandado por Helena Miquel como nueva musa-belleza del pop independiente.