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La rehabilitación de las Atarazanas llega a la recta final

La rehabilitación de las Atarazanas llega a la recta final
  • Las obras avanzan a buen ritmo y está previsto que estén listas en un par de meses

  • El edificio se convertirá en un amplio y majestuoso espacio polivalente para exposiciones, conciertos y otras actividades

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La rehabilitación de las Atarazanas llega a la recta final  - (foto 2)
La rehabilitación de las Atarazanas llega a la recta final  - (foto 3)
El alcalde de Benicarló, Marcelino Domingo, acompañado del concejal de Urbanismo, Antonio Cuenca, y de varios miembros de la Corporación Municipal, han visitado las obras de rehabilitación de las Atarazanas de Benicarló, también conocidas como Almacén de la Mar. Los trabajos, financiados a través del Plan Confianza de la Generalitat, se encuentran muy avanzados y, si no hay ningún impedimento, a finales de enero se prevé que finalicen.

El edificio, que ocupa una superficie de más de 500 metros cuadrados, ha sido sometido a un intenso proceso de recuperación, sobre todo de la cubierta, que se encontraba en condiciones ruinosas. Los trabajos han consistido también a reforzar la estructura de las arcadas interiores y acondicionar el interior del edificio, que estará dividido en dos alturas para salvar el gran desnivel del suelo. Cada uno de los niveles estará pavimentado con un material diferente: piedra de San Vicente para el nivel más bajo y madera para el resto.

El acceso al edificio será lateral, aunque se mantendrá la puerta que da a la calle del Cristo del Mar, y tendrá una importante iluminación natural que le darán tres grandes vidrieras laterales. La fachada exterior se recubrirá y se pintará, mientras que el interior tendrá partes con la piedra vista y otras zonas recubiertas.

Una vez finalizas las obras, las Atarazanas se convertirán en un destacado foco cultural de la ciudad, que acogerá desde conciertos hasta exposiciones, presentaciones, etc.

Con esta rehabilitación, Benicarló recuperará parte de su historia dado que estos astilleros, datadas en el siglo XVIII son el símbolo de la gran actividad comercial que desarrolló la ciudad entre finales del siglo XVIII y primeros del XIX como núcleo exportador del reconocido Vino de Carlón. De hecho, la calle del Cristo del Mar acogía una gran cantidad de naves industriales dedicadas al almacenaje de este vino que después se exportaba todo el mundo y al que se le atribuían algunas propiedades medicinales por el alto grado de alcohol que contenía (entre un 16% y un 17%).

 

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