Balmis cumple diez años de tratamiento con fármacos biológicos a personas afectadas por lupus

La Sección de Reumatología del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante utiliza desde hace una década los fármacos biológicos con indicación para el tratamiento de pacientes con lupus. Una terapia que ha demostrado seguridad, eficacia y una mejora de la calidad de vida de las personas que viven con esta enfermedad.

Esta Sección cuenta con consultas monográficas de enfermedades autoinmunes sistémicas que ofrecen seguimiento activo a unos 200 pacientes con lupus, de los cuales actualmente 27 reciben fármacos biológicos.

El 10 de mayo se conmemora el Día Mundial del Lupus, una fecha promovida desde múltiples organizaciones que trabajan para aumentar la sensibilización social y el reconocimiento del lupus como un problema significativo de salud pública. Este año la campaña lleva por lema “Demos visibilidad al lupus” y pone el foco en la importancia de que estos pacientes se protejan del sol, dado que el 70% de los afectados presentan fotosensibilidad.

El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune crónica que tiene una prevalencia en España del 0,21%. Por lo que respecta al perfil del paciente, nueve de cada diez son mujeres. A pesar de que se desconoce cuál es la causa, se piensa que puede deberse a factores genéticos y hormonales. Esta entidad puede aparecer a cualquier edad, aunque en la mayoría de los casos lo hace entre los 17 y los 35 años.

Los tratamientos más habituales son antipalúdicos, corticoesteroides, inmunosupresores y, en los últimos años, los medicamentos biológicos. “Estos han supuesto un gran avance en el tratamiento de la patología, tras 20 años sin novedades terapéuticas”, apunta la jefa de la Sección de Reumatología, la doctora Paloma Vela, quien explica que se trata de “anticuerpos que actúan contra una de las proteínas de los linfocitos B, que son células de nuestra defensa, pero que producen anticuerpos dirigidos contra nuestro propio organismo. El objetivo es controlar la actividad de la enfermedad desactivando esa producción de anticuerpo”.

La enfermedad se presenta con múltiples manifestaciones y puede confundirse con otros procesos, “lo que dificulta su detección e incide en un retraso diagnóstico”, añade. En este sentido, la gran variabilidad hace que el perfil de los pacientes sea completamente diferente y cada caso de lupus sea único.

Las dos manifestaciones más comunes en el lupus son las musculoesqueléticas y las cutáneas. Además, los pacientes también pueden desarrollar alteraciones hematológicas, renales y, con menos frecuencia, neurológicas, entre otras.

La Sección de Reumatología trabaja en permanente colaboración con otros servicios del Hospital y con los centros de Atención Primaria, “que ante una sospecha de lupus remiten al paciente de forma preferente. Este circuito rápido facilita la detección temprana”, reconoce la doctora Vela.

Y es que un rápido diagnóstico es crucial para iniciar el tratamiento de forma precoz y evitar así las complicaciones más graves o el daño orgánico, que una vez producido es irreversible.

“El tratamiento permite que los pacientes entren en fase de remisión y la enfermedad, aunque no tiene cura, quede inactiva”, señala la jefa de Reumatología. En este sentido, subraya que “en la actualidad, la mayoría de los pacientes con lupus pueden llevar una vida normal. El diagnóstico precoz, el empleo de medicamentos más eficaces y un mejor control de la enfermedad y sus complicaciones hace que el pronóstico sea esperanzador también en los casos graves”.

Junto al tratamiento, los expertos destacan la importancia de potenciar el autocuidado con una serie de recomendaciones dirigidas a los pacientes, como seguir una dieta sana y equilibrada, practicar ejercicio, dejar de fumar, protegerse convenientemente del sol y disminuir el estrés en la vida diaria.