La Peregrinacion por las Ermitas de l'Alcora cumple 20 años
La capital de l'Alcalatén vivió hoy la XX Peregrinación por las Ermitas de l'Alcora.
Los 13 peregrinos, uno de ellos como Guía, protagonizaron la peregrinación acompañados por una numerosa comitiva de acompañantes como caballerías, aguadores, cantores de recibimiento de las ermitas, apoyo en carreteras, ornamentadores y limpieza de ermitas, campaneros, cocineras, coordinadores de sendas, etc.
El trayecto de la peregrinación por las ermitas de l’Alcora se inició a las 6:00 horas en el ermitorio del Stmo. Cristo del Calvario, siguiendo después por las ermitas de San Joaquín y Santa Ana, de la pedanía de Araya, la Masía del Rotgle, la Cruz de Torremundo (a 717m), cota más alta de l'Alcora, donde se dividen los términos municipales de l'Alcora y Lucena del Cid. Después de llegar a esta cumbre y rezar el Ángelus, los peregrinos y caminantes siguieron el paso por las ermitas de San Cristóbal, y San Vicente (donde se come), tras ello se dirigieron al ermitorio de San Miguel en la otra pedanía alcorina de La Foia, seguidamente llegó Montmirà y la ermita del Salvador, que se encuentra a los pies del Castillo de l'Alcalatén, y para terminar tras cruzar el río que bordea la villa ceramista, los peregrinos llegaron hasta la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de l'Alcora, sobre las 22 horas, con una emotiva ceremonia donde se unen abrazos, lágrimas y mucho sentimiento tras la inolvidable experiencia.
Esta peregrinación alcorina ha llegado este 2014 a su 20 edición con lo que se demuestra su consolidación siendo uno de los aspectos que la diferencia de otras que también pueden participar las mujeres, de hecho en algunas ediciones ha sido superior el número de peregrinas que de peregrinos las que han protagonizado la ruta.
Anterior a la peregrinación se realiza la preparación remota que ha consistido en un mes de diversas actividades como marchas excursionistas y medio ambientales, charlas y toma de contacto para conocerse y prepararles para afrontar con profundidad la experiencia de la peregrinación. En este tiempo aprenden a valorar la amistad y la convivencia, compartiendo entre ellos y los peregrinos veteranos situaciones de gran valor humano y religioso.
