La Biblioteca Municipal recibe una edición original del drama histórico “Alcoy contra Al-Azarch”
Obra del primer cronista de Alcoy, Antonio Vilaplana Sempere, donada por su nieta Carmen Roselló Vilaplana
Para Adrián Miró, este “melodrama histórico” significa un verdadero hito en la historia del teatro local. El éxito que alcanzó fue extraordinario. Tuvo como principales intérpretes a María Menéndez en el papel de Aurora, Carmen Alcayna en el de Morayma, Enrique Martínez en el de Garcés y Vicente Plumar en el de Selim. El entusiasmo popular fue decisivo para que las autoridades nombrasen al poeta “cronista de Alcoy”. El autodidacta que era Antonio Vilaplana se veía de este modo consagrado en el ámbito cultural. El maestro Gonzalo Faus, pontífice de la intelectualidad alcoyana en aquellas fechas, expresaba su admiración por alguien que, abandonados los estudios de seminarista por motivos familiares, trabajaba como confitero.
Alentado por el triunfo, Antonio Vilaplana daría otras piezas al teatro, todas ellas en verso y de carácter dramático, como las tituladas No codiciar los bienes ajenos, La font de Montalt y Alcoy por el Archiduque. Pero ninguna igualó la admiración que suscitó su primer éxito, como parece indicar el hecho que quedasen sin editar.
Alcoy contra Al-Azarch, subtitulada Sen Chordi firam! firarn! (grito de guerra de las tropas de la Corona de Aragón) exalta la defensa de los alcoyanos en 1276 contra el segundo alzamiento del caudillo musulmán Al-Azraq. El hecho histórico se entrelaza con una anécdota sentimental inventada por el autor, que en realidad pasa a primer plano. Se trata de los amores paralelos de Aurora, hija del alcaide de Alcoy, con el trovador Hugo, y de Morayma, su fiel servidora, con el almogávar Galcerán.
Alcoy contra Al-Azarch es una obra que, incluso con las ingenuidades de la época, resulta de un gran interés dentro de la cultura alcoyana del siglo XIX, tanto por el éxito que alcanzó como por su significación literaria, en una época en que eran tan escasas las producciones poéticas locales.
El ejemplar donado a la Biblioteca Municipal perteneció al propio autor, como lo demuestran las diferentes notas manuscritas y la esmerada encuadernación de época. Cumpliendo las últimas voluntades de su nieta, Carmen Roselló Vilaplana, recientemente fallecida, sus hijas han decidido depositar este centenario ejemplar en la Biblioteca Municipal de Alcoy para su custodia y para facilitar su consulta a los investigadores.