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El colegio Carmelitas Vedruna de Alcoy rescata a un artesano con una campaña escolar que da la vuelta al marcador solidario

El colegio Carmelitas Vedruna de Alcoy rescata a un artesano con una campaña escolar que da la vuelta al marcador solidario
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    El colegio Carmelitas Vedruna de Alcoy rescata a un artesano con una campaña escolar que da la vuelta al marcador solidario - (foto 2)

    El Colegio Carmelitas Vedruna logra 1.800 euros en un proyecto de crowdfunding escolar para reactivar el taller de Agustín Navarro, el último artesano de futbolines de la Comunidad Valenciana. El espíritu solidario ha marcado un auténtico gol por la escuadra en el Colegio Carmelitas Vedruna de Alcoy. La comunidad educativa ha logrado recaudar los 1.800 euros necesarios para ayudar a Agustín Navarro, artesano de Paiporta y último fabricante de futbolines a mano de la Comunidad Valenciana, a recuperar su taller tras los daños sufridos por la DANA.

    Bajo el lema “Agustí, fes-nos un futbolí”, el colegio puso en marcha un proyecto de crowdfunding y aprendizaje-servicio que ha movilizado a todo el centro: desde los más pequeños de Infantil hasta el alumnado de Secundaria. La recaudación permitirá a Agustín construir dos futbolines para el Club Deportivo Vedruna, y con ello, reactivar su negocio y mantener vivo un oficio artesanal en peligro de extinción.

    “Este proyecto no solo nos ha enseñado a sumar dinero, sino a sumar valores”, afirma Ángela Linares, directora pedagógica del centro. La iniciativa ha servido como motor pedagógico para trabajar la solidaridad, el emprendimiento, la realidad de los desastres naturales y la importancia de preservar el patrimonio cultural.

    Desde el colegio, perteneciente a la red de 33 centros de la Fundación Vedruna Educación, subrayan que esta acción cobra especial sentido durante la conmemoración del 200 aniversario de la institución: “Como hizo Joaquina de Vedruna, queremos ser presencia activa allí donde más se necesita. Hoy, Agustín y su taller son el símbolo de esa necesidad”.

    La historia ya tiene un final feliz… aunque quizás sea solo el comienzo. El colegio estudia convertir esta experiencia en un proyecto permanente de emprendimiento social y servicio a la comunidad.

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