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Cani, una podenca abandonada, toda una "profesional" en terapia asistida con animales

Cani, una podenca abandonada, toda una "profesional" en terapia asistida con animales
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    Cani, una podenca abandonada, toda una "profesional" en terapia asistida con animales - (foto 2)
    Cani, una podenca abandonada, toda una "profesional" en terapia asistida con animales - (foto 3)

    Miraba el campo de girasoles marchitos. Era lo único que hacía durante todo el día desde que ellos se fueron. Por temor a alejarse de donde la dejaron no busca sustento y su cuerpo va menguando. Tal vez esa cachorrilla adorable creció demasiado, tal vez terminó la temporada de caza… Y ella los espera, ahí sentada. Llega un momento que se acerca a la carretera, alguien la golpea con un coche y no se detiene, ella se queda coja y hambrienta, tirada, como un juguete roto.

    Hace frío, alguien se acerca, intenta huir pero las fuerzas no le acompañan, lleva días sin comer ni beber y tiene un dolor terrible en la pata izquierda. El extraño le habla de manera muy dulce, tiene mucho miedo pero sabe que no tiene opción. Después de hora y media corriendo se rinde, agacha la cabeza y se deja poner un collar.

    Llega a un raro lugar lleno de otros como ella, todos ladran, algunos le dan la bienvenida otros le advierten que no se meta en su jaula. La llevan a un lugar tranquilo con comida y agua, tiene una pequeña casita donde guarecerse y le han curado la pata… pero lo que más le gusta es cuando la acarician detrás de las orejas.

    Está mejorando y cada mañana siempre hay alguien que se acerca a darle los buenos días. Con el tiempo llega también a poder salir los domingos a pasear con muchas personas por los alrededores. Está contenta. Su salud se ha recuperado y tiene nuevos amigos que nunca se olvidan de saludarla… aunque no es lo mismo, ella sabe lo que es vivir junto a la persona que quieres.

    Pasan los meses, entran muchos cachorros que salen enseguida pero ella continua mirando la realidad a través de una reja. Ahora se llama CANI y dicen de ella que es ‘demasiado grande’ o ‘demasiado mayor’ pero no les entiende, si pudiera diría que se portaría bien, que prometía hacerles caso si le dieran la oportunidad de tener un nuevo hogar.

    Un día llegan unos niños que empiezan a enseñarle trucos, son niños especiales que han sido, como ella, abandonados. Juntos se dan cuenta de que pueden confiar el uno en el otro y se hacen buenos amigos. Realizan muchas excursiones y visitas conociendo un centro de discapacitados psíquicos donde los lametones son bien recibidos. A ella no le importa llenar de besos a las personas que no la pueden tocar o que no la pueden oír, incluso a personas autistas que sólo la perciben en la lejanía. Se siente afortunada de poder expresar todo su cariño sin temor al rechazo.

    El tiempo pasa y CANI continúa con sus labores de apoyo a colectivos vulnerables con tanta diligencia y tanto entusiasmo que finalmente es adoptada por el grupo de terapeutas Humanymal que ven en ella el perro de terapia asistida ideal. CANI es una podenca, CANI no nació ni fue criada como perro de terapia sino que seguramente un cazador la abandonó cuando terminó la temporada de caza. Pero CANI ha demostrado que el futuro no está escrito, que su esfuerzo por aprender y su cariño por las personas han sido más fuertes que cualquier destino y hoy es un perro de terapia profesional. En el albergue los voluntarios la ven actuando en su trabajo y lloran emocionados, alguien un día cometió un terrible error en aquel campo de girasoles marchitos, alguien dejó tirado un tesoro.

    A Cani y todos los perros abandonados que participan en proyectos de terapia asistida con animales.

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