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Un documental se adentra en la historia del “Miracle dels Peixets” de Alboraia

  • Producido por el Servicio Audiovisual Diocesano del Arzobispado de Valencia, está grabado desde el lugar exacto donde ocurrió el milagro eucarístico en 1348

El Servicio Audiovisual Diocesano del Arzobispado de Valencia ha producido un documental sobre el “Miracle dels Peixets” de Alboraia, con motivo del Día Jubilar que se celebra este lunes por el milagro eucarístico que tuvo lugar en 1384, cuando unas Sagradas Formas perdidas aparecieron milagrosamente en la boca de tres peces.

El documental, de casi veinte minutos de duración, ha sido grabado en las localizaciones exactas donde ocurrieron los hechos. En el barranco del Carraixet, donde una crecida del río derribó al párroco de Alboraia cuando iba a llevarle el Viático a un moribundo, y provocó que la arqueta con las Formas se perdiera en el agua. En la ermita dels Peixets, donde aparecieron los peces con las Sagradas Formas que se habían perdido. Y en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Alboraia, donde fueron llevadas en procesión para celebrar la eucaristía de acción de gracias. Las cámaras del Servicio Audiovisual Diocesano se adentran también en la capilla del milagro de la Parroquia, que custodia la arqueta original que contenía las Formas consagradas antes de perderse, junto a una copia del cáliz donde los tres peces depositaron las Formas.

El vídeo, que cuenta con un fragmento del himno eucarístico de Alboraia entonado por el coro de la parroquia, está conducido por el párroco de la Asunción de Nuestra Señora, Juan José Llácer, quien asegura que la localidad está agradecida “porque el Señor quiso mostrarnos que el corazón de un cristiano no vive sin la Eucarístia”. El milagro eucarístico “no es sólo el recuerdo de algo que pasó, sino de lo que continuamente vivimos en Alboraia, que la Eucaristía lo es todo y sin ella nos falta todo en nuestra vida”. Por ello, este milagro “nos enseña día a día que nuestra vida es especial con Cristo”.

En el documental también interviene el director del colegio parroquial, José Vicente Ferrer, quien asegura que la vivencia del milagro “la llevamos de generación en generación, y se inculca a los alumnos” porque “la Eucaristía es el acto central de la vida de cada creyente”.

Rosa Juliá, religiosa marianista, y José Antonio Monzó, sacristán de la parroquia, cuentan cómo la devoción por este milagro eucarístico se mantiene en Alboraia: “es un pueblo muy eucarístico, sin la Eucaristía, Alboraia no se encuentra con Jesús”, afirma Rosa Juliá.

El documental íntegro puede verse gratuitamente en el canal Youtube del Arzobispado de Valencia, donde se une a los vídeos ya publicados que narran la historia de los milagros eucarísticos de Silla, Llutxent, Alcoi y Moncada, dentro de una serie especial que el Servicio Audiovisual Diocesano ha producido con motivo del Año Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz, “el Cáliz de la Pasión” y la celebración en estas localidades de un Día Jubilar durante las jornadas en las que se celebran los milagros eucarísticos.

“Miracle dels Peixets”

Según la tradición, un día de primavera, que debió corresponder al 10 de junio de 1348, el párroco de Alboraia fue requerido para llevar el viático a Hassan-Ardá, un morisco converso de Almàssera, que era una alquería que dependía de la parroquia.

El sacerdote cogió una arquilla con tres formas consagradas y partió hacia Almàssera. En ese momento el barranco del Carraixet carecía de puentes y el paso de una orilla a otra había de hacerse vadeando las aguas. En aquella ocasión venía el Carraixet tan crecido y con tanta violencia que cuando el sacerdote fue a cruzarlo, la corriente le derribó de la cabalgadura, yendo a parar al fondo la arqueta y las Sagradas Formas.

Tras volver a Alboraia y dar cuenta a sus feligreses de lo sucedido, empezaron todos a buscar la arqueta en el barranco. La encontraron, pero abierta y sin las formas en su interior. Los vecinos de Alboraia, bordeando las orillas del Carraixet, llegaron hasta su desembocadura en el mar, y allí vieron con asombro tres peces que, con las cabezas levantadas e inmóviles, mostraban en sus bocas las Formas que estaban buscando.

Los vecinos avisaron al sacerdote, que acudió con un cáliz hasta los peces que fueron depositando las formas en el cáliz y que había donado doña Teresa Gil de Vidaurre, tercera esposa del rey Jaime I el conquistador. Acompañado de sus feligreses, el sacerdote volvió al pueblo, consumió las formas en una solemne misa y dio cuenta del milagro sucedido a Hugo de Fenollet, obispo de Valencia en aquel momento.

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