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Alboraya ya es de Liga Nacional

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    Alboraya ya es de Liga Nacional - (foto 2)

    Dos años después el Alboraya Unión Deportiva regresa al lugar que se merece y que nunca debió abandonar. El Juvenil A ha conseguido el objetivo de la temporada y ya es equipo de Liga Nacional. Después de nueve meses de esfuerzo, de sacrificio, de caer y volver a levantarse, el conjunto que dirige Paco Marí rubricó una campaña perfecta superando al San Marcelino en la eliminatoria final gracias al empate a cero cosechado en la tarde de ayer en el estadio Municipal Francisco Cardona Gil.Porque, sin duda, ayer era el día en el que no existía el mañana. A las 19:00 horas iba a comenzar a rodar el balón y poco antes de las 21:00 llegaría el desenlace. La gloria o el fracaso. No había término medio. Nadar tanto y tan fuerte para acabar muriendo en la orilla, hubiese sido demasiado duro para todos. Para el equipo, para el cuerpo técnico, para la directiva y para la afición. Sin excepción. Porque este gran éxito es fruto de la unión de los cuatro pilares en los que se cimienta una escuela como la rojilla.

    El resultado de la ida daba una mínima ventaja a la formación local. El gol de Troya en La Rambleta obligaba a los visitantes a tener que marcar al menos un tanto para tener opciones de ser ellos los elegidos. Mientras, los chuferos eran conscientes de que si dejaban su portería a cero, la meta era su destino. Y así fue, el sistema defensivo volvió a ser la clave del éxito. Ningún gol encajado en los cuatro partidos de la promoción habla bien a las claras de la solidez de un equipo en mayúsculas.
    Incluso, el Alboraya disfrutó de varias ocasiones para haber dejado la eliminatoria vista para sentencia sin la necesidad de tener que sufrir hasta el último segundo. La más clara, en el minuto 80 cuando un contragolpe conducido por Josema acababa con el esférico en el fondo de las mallas. Sin embargo, el ansia de los nuestros por marcar provocó que el remate del delantero se produjera en posición antirreglamentaria.

    Con el pitido final se desató la euforia. Las merecidas celebraciones se apoderaron de un coliseo repleto hasta la bandera para conducir a los suyos hasta la Liga Nacional. Y de ahí, a la ducha. Del ritual de pasar por el agua no se libró nadie. Una fiesta que muchos no podrán olvidar y con la que el club pone el broche final a una campaña repleta de éxitos. ¡Enhorabuena!

     

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