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La fuente del siglo XVIII de la plaza de San Pedro recupera su aspecto original gracias a su restauración

La fuente del siglo XVIII de la plaza de San Pedro recupera su aspecto original gracias a su restauración
  • La Concejalía de Patrimonio Histórico ha restaurado la fuente, del siglo XVIII, cuando se construyó el barrio del Raval de Ponent, en el Casco Antiguo

  • La restauración ha tenido un coste mínimo para las arcas municipales, porque se ha realizado íntegramente por personal municipal

  • Se trata de un monumento ligado a la historia de la ciudad, que se usaba como lavadero público y para suministro de agua dulce

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La fuente del siglo XVIII de la plaza de San Pedro recupera su aspecto original gracias a su restauración - (foto 2)
La fuente del siglo XVIII de la plaza de San Pedro recupera su aspecto original gracias a su restauración - (foto 3)
La Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Vila Joiosa, a través del Laboratorio de Restauración de la Sección Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos, ha finalizado la restauración de la fuente antigua de la plaza de San Pedro, que tras dos siglos de uso presentaba un fuerte deterioro y un aspecto muy deslucido. La fuente de la Plaza de San Pedro está declarada bien de relevancia local y está ubicada en un de los barrios más antiguos de la ciudad, el Raval de Ponent, en el Casco Antiguo.

El concejal del Patrimonio Histórico, Pepe Lloret, ha destacado la relevancia que tiene este monumento en la historia de la ciudad que hacía necesaria su restauración. “La fuente de la plaza de San Pedro ha sido lugar de reunión y encuentro de muchas generaciones de vileros, de ahí la importancia y necesidad de su restauración. Su uso principal tradicional era como lavadero público y para suministrar agua dulce a los vecinos, que portaban en cántaros agua de la fuente a las casas del barrio”.

En las imágenes antiguas de la fuente, que forman parte del archivo del Museo de La Vila, aparecen hileras de cántaros portados por las mujeres de las casas del barrio. Protegida como bien de relevancia local, la fuente está realizada en mármol negro y mármol rojo Alicante de una consistencia muy heterogénea. Este factor, unido a su ubicación tan cercana al mar, han provocado un deterioro rápido de la piedra expuesta al salitre y al viento, ocasionando una descomposición notable del mármol que se encontraba con abundantes oquedades y grietas, según la información facilitada por la Sección Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos.

El concejal de Patrimonio Histórico, Pepe Lloret, ha agregado que “en un intento de remediar los múltiples desperfectos que se iban acumulando en la fuente y que le daban un aspecto envejecido se han realizado, a lo largo de los años, varias intervenciones en ella, utilizando diversos productos, que más que favorecer perjudicaron la imagen de la fuente que, hasta ahora, parecía remendada con parches de diversos colores. Por eso, hemos considerado prioritaria su restauración para que recupere su aspecto y su altura originales, rehaciendo, además, el remate de la copa”.

En la restauración se ha homogeneizado el color y la textura de los materiales de la fuente, tanto de los fragmentos faltantes del mármol como de los morteros de unión, y se ha impermeabilizado la balsa del agua, que se encontraba muy agrietada, para permitir que se continúe utilizando.

Remate de la copa
La actuación mas relevante de la restauración ha consistido en eliminar unas placas de mármol, colocadas en la segunda mitad del siglo XX, que remataban la copa superior (o elemento central desde el que sale el agua). Estas placas estaban fragmentadas y desprendidas y modificaban el aspecto que la fuente tuvo en origen. En su lugar se ha colocado una pieza que reproduce exactamente la forma y el tamaño que la fuente tenía cuando se realizó.

Para ello se ha modelado “in situ” este fragmento faltante de manera que encaje perfectamente con la parte inferior de la copa. Este proceso ha requerido la realización de un molde previo de madera y escayola a partir del cual se ha realizado una pieza de resina de poliéster a la que se ha dado un color similar al que tuvo la pieza original, desaparecida, pero que se ha podido reproducir a partir de fotografías antiguas.

Coste mínimo para las arcas municipales
El concejal de Patrimonio Histórico, Pepe Lloret, ha explicado que “los trabajos de restauración se han realizado íntegramente con personal del Ayuntamiento, del mismo modo que se acometió la primera fase de la restauración de la decoración pintada de las paredes del Chalet de Centella (sede de la Oficina de Turismo) y otras muchas intervenciones de patrimonio mueble e inmueble, de modo que han supuesto un coste mínimo en comparación con el que habría supuesto la contratación de una empresa especializada”. Para llevar a cabo este trabajo se ha contado con la colaboración de Servicios Técnicos del Ayuntamiento y del voluntario cultural Juan Antonio Soler.

La restauración ha finalizado, tal y como estaba previsto, antes del comienzo de la temporada turística alta, y coincidiendo con las fiestas de San Juan y San Pedro, que son muy celebradas en el Raval de Ponent. De hecho, la fuente es uno de los elementos más típicos de estas fiestas, y en ella se celebraba el “basí”, en el que se llenaba la fuente con agua y mànguena (óxido rojo de hierro, o “almagra”) y se echaban monedas que los niños debían recuperar del agua tintada de rojo. Todavía hoy la fuente está teñida de este color. Esta tradición está documentada ya desde el siglo XVIII, cuando se construyó el raval de la mar y la propia fuente. La fuente es también un elemento clave en las fiestas de San Agustín del 28 de agosto, unas fiestas en las que realiza el tradicional baldeo.

Con esta intervención se recupera uno de los elementos más singulares de la plaza de San Pedro, centro del arrabal que se construyó fuera de las murallas de la ciudad cuando cesaron los ataques de corsarios berberiscos a mediados del siglo XVIII, y que se convirtió en un barrio marinero cosmopolita durante el siglo XIX, en el que La Vila Joiosa alcanzó la segunda matrícula naval de España, y las goletas o pailebotes salidos de sus astilleros surcaban los mares en dirección a las colonias de América o Filipinas, transportando los productos de la potente industria alcoyana.

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